Doce millones de documentos constituyen los Pandora Papers. La filtración más grande en la historia revela la creación de empresas de papel, fideicomisos y maniobras financieras por parte de las élites mundiales para trasladar sus fortunas fuera del alcance de autoridades fiscales.
La investigación, a cargo del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, dejó al descubierto los trucos financieros de miles de personajes, entre ellos, tres mil mexicanos que, por supuesto, no se podían quedar atrás.
La evasión y el engaño financiero alcanzó a miembros prominentes de la 4T, cercanísimos al presidente López Obrador, como el secretario de Comunicaciones y Transportes, Jorge Arganis Díaz Leal y el exconsejero jurídico de la presidencia, Julio Sherer, el senador Armando Guadiana y Julia Abdala, la pareja de Manuel Bartlett, titular de la Comisión Federal de Electricidad.
Son tantos los personajes involucrados alrededor del mundo que parece una práctica normal entre los millonarios y, todo indica que con esa misma naturalidad lo tomó el presidente Andrés Manuel López Obrador quien minimizó las actividades ilícitas de sus cercanos y dijo: “son los únicos cuatro de tres mil”…
De los cuatro involucrados, de acuerdo con AMLO, sólo Arganis Díaz le advirtió que su nombre aparecería en el escándalo y le explicó que los recursos provenían de las acciones que cobró cuando se retiró de la empresa ICA, además, los hechos sucedieron en 1998 y fue por una cantidad de 3 millones de pesos cantidad que el presidente descalificó: “no es mucho”, dijo.
Para el presidente tres millones de pesos no es mucho, si se trata de sus colaboradores, pero si algún empresario los posee, aun cuando cumpla con sus obligaciones fiscales, para el mandatario ha perdido los valores y ha seguido líneas de conducta como: “si no transas no avanzas”, “hay que mejorar la raza” y “como te ven te tratan”. Es incongruente, pero sobre todo muy doloroso.
Julio Scherer Ibarra es otro de los mencionados. Él renunció (casualmente) el pasado 2 de septiembre y ahora es parte de la lista negra como propietario de una compañía radicada en las Islas Vírgenes Británicas con activos valorados en dos millones de dólares procedentes de su trabajo como abogado privado.
Los involucrados ocultaron información en sus declaraciones patrimoniales, por mucho menos, en otros países la renuncia hubiera sido el primer paso de dignidad, pero en México la estrategia de los mencionados será dejar que pasen los días, que se olvide el escándalo y que se simule, como en otros casos (Pio y Felipa), una ardua investigación.
No es la primera vez que aparecen personas cercanas al presidente en listas de personas con cuentas en paraísos fiscales. Ya desde los Panama Papers se mencionó el nombre del fiscal general, Alejandro Gertz Manero. Por supuesto, tampoco ocurrió nada, por el contrario, sigue siendo de los principales y más cercanos al jefe del Ejecutivo.
Es ilegal evadir impuestos y, utilizando el lenguaje presidencial, es inmoral; pero tranquilos, no pasará nada, seguirán siendo los mismos.