El día de hoy quería poner un título que no sonara alarmista, pero eso es complicado cuando uno mismo está apanicado ente la tormenta que nos viene por todos lados, tanto a nivel salud como económico, así que mejor apelé a este gran título de Jorge Ibargüengoitia, “Sálvese quien pueda”, nunca mejor aplicado.
Tampoco quería ser insistente ante lo que todos los medios han destacado, pero de verdad es de llamar la atención que el desdén del titular del Poder Ejecutivo, Andrés Manuel López Obrador, en sus dichos y hechos, sobre las recomendaciones no solo de las autoridades sanitarias mexicanas, sino de todos los organismos internacionales. Y es que se predica con el ejemplo, porque si no, los mensajes son contradictorios e inconsistentes.
Como decía el periodista Enrique Quintana, en una entrega de la semana pasada para el diario económico que dirige, “ojalá me equivoque”, pero viene una crisis no solo en el sector salud, sino con afectaciones en otros ámbitos, social y económico, de proporciones semejantes al “error de diciembre”, de 1994-1995, y la que sobrevino después del terremoto de 1985.
Esta epidemia, como hemos insistido en este espacio, nos toma no desprevenidos, porque desde hace meses sabíamos que llegaría esta crisis sanitaria, pero sí con un sistema de salud muy debilitado. Los recortes de este gobierno, la puesta en marcha a inicios de año del Instituto Nacional de Salud para el Bienestar (Insabi) en lugar del Seguro Popular y el cambio necesario -en aras del combate a la corrupción- de reglas en la compra consolidada de fármacos, y en consecuencia, en la proveeduría de medicamentos e insumos médicos, entre otros factores, han logrado este resultado.
Además, la emergencia por el coronavirus nos toma en medio de un nulo crecimiento económico y señales equívocas e inciertas a los inversionistas y sector privado, como la inexplicable suspensión de las rondas petroleras y la insistencia de la construcción de proyectos como el aeropuerto de Santa Lucía, Estado de México; la refinería de Dos Bocas, en Tabasco -cuando el mundo va en sentido contrario, hacia energías renovables-; y el Tren Maya, en la Península de Yucatán, entre otros, son parte de este peligroso cóctel que veníamos viviendo desde 2019.
Informar a diario a la población, gran ejercicio
Como decíamos la semana pasada en esta columna, informar a diario a la población sobre la epidemia del coronavirus es un gran ejercicio de este gobierno en este momento para dar un poco de calma a la población, así como el papel de los principales voceros sobre esta epidemia, en concreto del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell (siempre y cuando no se meta en temas políticos, por aquello de la “fuerza moral que protege al presidente”) y Ricardo Cortés Alcalá, director general de Promoción de la Salud, entre otros más.
Cuarentena necesaria
En este contexto, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México (CDMX), Claudia Sheinbaum, anunció que se aplicarán medidas desde el lunes 23 de marzo, en el marco de la “sana distancia”, como cierre de teatros, cines, bares, museos, baños de vapor, gimnasios, cines, teatros, deportivos y zoológicos, entre otros lugares, pero esta medida no aplica para centros comerciales, lo cual suena bastante confuso. Si la idea es aislar a la gente en sus casas, ¿por qué no hacer esta medida más general? Sobre todo ahora que ya empezaron los casos no importados.
No compre productos piratas
Dicen que “a río revuelto ganancia de pescadores”... Lo mismo vemos camionetas en doble fila con la cajuela abierta vendiendo “gel antibacterial”, que supuestas pruebas para detectar el coronavirus sin que tenga que descender del auto… “Que no le vendan que no lo engañen”. Si usted necesita hacerse la prueba, hágalo en una clínica u hospital reconocido, del sector público o privado, y no compre gel ni medicamentos en las banquetas. En todo caso, es mejor prepararlo uno mismo con la conocida receta de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El botiquín
Para quienes por motivo de la naturaleza de su trabajo no pueden resguardarse en casa durante esta cuarentena, como Dios manda, la recomendación es tomar todas las precauciones necesarias, como evitar en lo posible el transporte público, además de utilizar de gel antibacterial, guantes de plástico, cubre bocas -si los encuentra en algún lado- y el lavado de manos con agua y jabón de forma constante. Por favor tómelo en serio.