Oficialmente no estamos en una crisis ni en una etapa recesiva. El actual gobierno ha estado replicando mucho este tipo de mensajes en cuando puede y en dónde puede. Y claro, un gobierno tiene que enviar mensajes retóricos positivos para generar una percepción de seguridad y estabilidad económica.
Si un gobernante menciona la palabra crisis o recesión es para negarla siempre que se pueda, pero y ¿Qué pasa con el consumo y los clientes? La realidad es que aunque aparentemente no estamos en crisis, los clientes están teniendo comportamiento de compra en situaciones de recesión como en el 2008 o 2009. Según estudios de la consultora Kantar Worldpanel México, que visitan más de 8500 hogares mexicanos cada semana y les preguntan qué compran, dónde lo compran y por qué lo compran, “…hoy podemos identificar en los hogares mexicanos algunos hábitos de consumo que se dan en ambientes recesivos como lo vivimos en 2009…como incrementar la frecuencia en viajes de compra y ampliar su repertorio de canales…el incremento de los precios de los productos masivos que pagan los hogares mexicanos fue de 3.4% mayor al incremento de su gasto que fue del 1.4% en 2012…” Esto quiere decir que los clientes están comprando menos de todo, independientemente de su nivel socioeconómico. Los ricos y los pobres están comprando en menor cantidad y esto es una clara señal de una recesión o crisis económica.
Si a esto les sumamos que la inflación –esta si aceptada por el gobierno- en enero de 2014 es la mayor desde hace más de una década y que las cuotas que pagan las empresas al IMSS han disminuido en este primer trimestre a cifras del 2009, sí definitivamente estamos en una crisis de closet y los clientes que son los más sabios se están reservando y gastando menos por este ambiente de incertidumbre.
Es necesario que las marcas salgan del closet. Generen ideas para promover el consumo responsable, lancen empaques mas pequeños y más baratos. Salgan y hablen con sus clientes y les proyecten empatía. Que les hagan sentir que entienden su situación y que más que venderles , están aquí para ser parte de su estilo de vida. Por ahí dicen que siempre la verdad nos hará libres. Mientras escribo esta columna en una cafetería de Polanco, veo como me niegan un café expreso y reutilizan los granos de café que están como ambientación para molerlo y venderlo. Así las cosas y en estas circunstancias, lo mejor siempre será decir la verdad.