¿La carrera por encontrar una cura contra el coronavirus está por finalizar? Rusia parece estar segura de ello. Esta mañana, el presidente de la nación europea, Vladimir Putin, anunció que su país  ha encontrado una vacuna eficaz contra el covid-19. La vacuna fue desarrollada por el Instituto Gamaleya y fue registrada después de dos meses de ensayos en humanos. De hecho, una de las hijas del presidente la probó y afirma sentirse bien.

«Esta mañana ha sido registrada la primera vacuna contra la COVID-19 en el mundo», ha dicho el mandatario ruso en una reunión de Gobierno, según informa la agencia de noticias Sputnik.

Horas antes de que Putin hiciera el anuncio, el jefe de Epidemiología del Ministerio de Sanidad, Nikolai Briko, indicó que «no hay motivos» para posponer el registro de la vacuna contra el coronavirus desarrollada por el centro de investigación N. F. Gamaleya.

Una carrera… ¿apresurada?

La semana pasada, Rusia anunció que se encontraba en labores para preparar el inicio de una vacunación masiva después de los exitosos ensayos de la vacuna. Lo anterior fue recibido con escepticismo por la comunidad internacional. Anthony Fauci, el principal experto en enfermedades infecciosas de Estados Unidos, cuestionó la prisa de Rusia por comenzar a probar la vacuna cuando todavía no había una plena seguridad en su efectividad.

Preocupada por lo anterior, la Organización Mundial de la Salud instó a Rusia el mes pasado a seguir los lineamientos internacionales establecidos para la producción de una vacuna contra la Covid-19. Hay que recordar que la vacuna rusa no está en la lista de las seis vacunas de la OMS que ya alcanzaron la fase tres de los ensayos clínicos, donde se involucra un número más amplio de pruebas en humanos.

La Asociación de Organizaciones de Ensayos Clínicos, en una carta enviada el lunes al ministro de Salud del país, Mikhail Murashko señaló que, hasta principios de agosto, menos de 100 personas habían recibido oficialmente la vacuna contra la epidemia y su uso generalizado podría ser peligroso.

La competencia entre Rusia y el mundo por encontrar la vacuna

Investigadores, instituciones y compañías farmacéuticas en otros países, como Estados Unidos, el Reino Unido, Japón y China, también compiten por el desarrollo de la vacuna final contra el coronavirus. Laboratorios como AstraZeneca Plc, Moderna y Pfizer han comenzado las pruebas de fase final para las vacunas contra el Covid-19. Esperan que para octubre se den los ensayos finales en humanos.

Tras el hallazgo de la vacuna que dé por finalizada la pandemia, existen muchos intereses. Por ejemplo, Reino Unido ha firmado acuerdos con varios potenciales proveedores: AstraZeneca, Pfizer y BioNtech, y la firma Valneva. Estados Unidos ha hecho lo propio con Pfizer y BioNTech; Moderna y Johnson & Johnson; AstraZeneca, y Novavax.

Richard N. Haass, presidente del centro de estudios Council on Foreign Relations (CFR), exdirector de Planificación de Políticas del Departamento de Estado de EE.UU., enviado especial a Irlanda del Norte y coordinador del programa “Futuro de Afganistán”, cree que detrás de esta carrera existen muchos intereses que trascienden el ámbito de la salud:

“Estamos viendo un nacionalismo de las vacunas contra la covid-19 que se podría describir como un nacionalismo preventivo. Los gobiernos se están posicionando y las razones son obvias. Los líderes tienen la presión de proveer las dosis a sus propios ciudadanos”, dijo para la BBC.

Sin embargo, el acaparar estas vacunas podría desencadenar una crisis en diversos sentidos, en especial, en los países donde la vacuna no tenga una entrada garantizada, según la visión de Richard N. Haass. 

“El problema es que dejará a miles de millones de personas en una posición vulnerable, lo cual es una crisis. Pero además será negativo para los gobiernos que practican el nacionalismo de las vacunas porque si tienes una gran cantidad de personas infectadas en el mundo, dada la globalización, la enfermedad continuará propagándose. Entonces, hay un juego político, económico y estratégico detrás de las vacunas que es una receta para el desastre si no es posible construir algún acuerdo internacional”.