Por Alan Campos
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Con propósito de la 86 entrega de los Premios de la Academia, la cual se llevará a cabo el próximo domingo 2 de marzo, he decidido dedicar las siguientes líneas a una película deportiva que ha sido merecedora del Óscar, pero que también supo destacarse como un gran producto de marketing: Rocky.
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Siempre que hago esta relación (entre Óscares, marketing y deportes) la primera película que me viene a la mente es Rocky (ganadora del Óscar como Mejor Película en 1976), pues es una franquicia que no sólo demuestra lo que una película debe ser para triunfar dentro de estos tres niveles, sino que al mismo tiempo muestra todo lo que no se debe de hacer.
Es decir tenemos la película original, la cual nos muestra la típica historia de la Cenicienta (un protagonista poco favorecido por su entorno que tras superar varios obstáculos alcanza metas impensables) a la cual somos tan susceptibles, no sólo los fanáticos del deporte, sino los cinéfilos e incluso los miembros de la Academia. De tal modo la cinta se transformó instantáneamente en un éxito de taquilla generando más de 200 millones de dólares con un presupuesto de tan sólo 1 millón.
Pero un gran éxito conlleva también una gran responsabilidad, misma que Stallone y los demás productores de la cinta no supieron manejar, llevando la franquicia al absurdo apoyados en el éxito de la película original, a la cual siguieron la novelización de la misma, 5 video juegos (1983,1987, 2002, 2004 y 2007), una adaptación teatral y 5 secuelas.
Ahora, si bien es cierto que las 4 primeras secuelas fueron cada una peor que la anterior (considerando que la primera ganó 3 Óscares, mientras que Rocky IV consiguió 5 Golden Raspberry Awards), hay que reconocer que también significaron una cantidad bestial de dinero, pues juntas todas ellas reportaron ganancias superiores a los 890 millones de dólares a nivel mundial. Ciertamente las películas fueron una porquería a nivel cinematográfico y deportivo, sin embargo continuaron siendo un éxito mercadológico.
Finalmente en 2006 Rocky hizo un último regreso a los encordados con Rocky Balboa, una cinta que reivindicó al púgil de Filadelfia ante sus fanáticos y los críticos de cine, además de revivir la carrera de Sylvester Stallone, sin lugar a dudas la franquicia y el nombre Rocky son un gran ejemplo en muchos niveles.
Y ahora, un pequeño regalo para aquellos que nunca vieron el final alternativo de la última cinta…