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Explican por qué robotizar el servicio restaurantero al 100 por ciento todavía no es una buena idea.
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Muestran operaciones básicas de las máquinas en un ambiente temático de comida rápida y para llevar.
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Restaurante británico pone el ejemplo del binomio perfecto: meseros robos con ayudantes humanos.
Los meseros robots son una tendencia creciente en el sector restaurantero de todo el mundo, pues la inclusión tecnológica se ha convertido incluso en una tendencia atractiva para los comensales y, sobre todo, para los dueños de los negocios, ya que no reciben salario, no se quejan, trabajan las 24 horas del día y se pueden programar para realizar casi cualquier tarea.
Sin embargo, aquellos que ya prueban las ventajas de este servicio automatizado siguen considerando imposible reemplazar a su personal humano.
Así lo han declarado, por ejemplo, los dueños de Robotazia, un establecimiento británico en Milton Keynes que cuenta con decenas de robots en exhibición y cuatro más que recogen y entregan pedidos alimenticios en las mesas.
Amy, Ella, Will y Josh son los camareros robot que hablan con los clientes y sonríen mientras toman sus órdenes de alimentos, aunque no cobran.
¿Meseros robots? Sólo como servicio complementario
Joy Gittens y Mark Swannell, propietarios del restaurante con temática en la ciencia ficción, explicaron a medios locales que aunque han visto mejoras con la implementación de los robots, nunca podrán sustituir a todos los camareros porque “el compromiso humano sigue siendo algo maravilloso. Es el calor de esa persona que dice: ‘¿cómo estás? Gracias por venir a Robotazia”.
Los inconvenientes más frecuentes:
- No les gustan los clientes enjoyados. Los robots se alejan de las personas que portan muchas joyas debido a los reflejos del metal en su sistema de visión, por lo que los empleados deben asegurarse primero de que los clientes que portan diversas piezas cosméticas obtengan la mejor experiencia con los mejores camareros automatizados.
“Irán a la mesa para la entrega, pero no dejarán que la gente saque la comida de la bandeja y luego se darán la vuelta”, explican Gittens y Swannell.
Al parecer, son los reflejos lo que hace que el robot interprete al consumidor como un obstáculo en su camino y de la vuelta de regreso a su estación de servicio. - Interrupciones. Amy por ejemplo, tiene una función interactiva que le permite responder a preguntas del cliente, pero esta como otras en los robots han generado más complicaciones que beneficios, pues pasaban mucho tiempo hablando con la gente.
“La apagamos porque nunca se entrega la comida porque ella se quedaría allí conversando”, dicen los restauranteros, quienes desconectaron la función y ahora sólo permiten que la máquina desee “buen provecho” a sus comensales antes de irse.
Asimismo, la rutina de entrega s ralentiza debido a que atraen mucho la atención. - Paran labores. Los aparatos tecnológicos dejan de operar por momentos cuando necesitan recargarse, lo que resulta contraproducente cuando el lugar se encuentra muy concurrido.
No importa si se encuentran en medio de una entrega de comida, en el momento en que sienten que su batería se ha bajado, los camareros regresan a su estación de carga y dejan botados a los clientes por algunas horas continuas.
“Si han tenido suficiente y sienten que su carga se está agotando, te dicen que necesitan recargar”, “Amy hizo esto durante uno de los sábados más concurridos del restaurante, se tomó a la ligera la situación y se les dijo a los invitados que ‘al menos sabe cuándo necesita una recarga'”, explican los dueños de Robotazia. - Limitan sus tareas. Aunque pueden entregar cientos de bandejas llenas de comida e, incluso, memorizar una orden, los robots meseros no son capaces de apoyar en las tareas de limpieza de mesas o, peor tantito, no logran verificar si una persona tiene la edad suficiente para comprar una bebida alcohólica.
Si bien, el servicio automatizado es el futuro, los dueños del restaurante dicen valorar más el sentido humano, centrando a las personas que están dentro y fuera de su negocio y que lo hacen crecer.
Sin embargo, reconocen que estas limitaciones no tardan en ser superadas por la innovación tecnológica, pero para ellos lo más práctico siempre será asignar un empleado humano a cada robot para generar un binomio perfecto, un complemento de habilidades y experiencia.
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