Una de las partes negativas de la era digital y sus herramientas son los retos virales que proliferan en las redes sociales, en los que niños y adolescentes y uno que otro adulto participan en juegos que se propagan velozmente a nivel mundial, muchos de ellos, que exigen poner en peligro su integridad e incluso sus vidas, con tal de conseguir admiración de las demÔs personas.
Por supuesto que, ante la hiperconectividad en la que tambiĆ©n participan nuestros niƱos y adolescentes, las comunidades virtuales que ellos crean y los tĆ©rminos que emplean, es difĆcil que la mayorĆa de los adultos lleguemos a enterarnos de estos juegos, que sólo conocemos por nombres indescifrables como Momo, el reto de la ballena azul o el Ayuwoki Challenge, el Tide Pod challenge (o el reto del detergente), y el reto del cactus flameante, entre otros.
Los medios de comunicación han intentado comprender cada uno de estos retos y hacen un esfuerzo por alertar a los padres del peligro que pudieran correr sus hijos, sin embargo, es curioso que en muchas ocasiones las caracterĆsticas de la comunicación que emplean los niƱos de hoy hace difĆcil a los medios de comunicación traducir de quĆ© va cada uno de estos desafĆos peligrosos, cayendo en notas alarmistas que poco aportan y que demuestran el vago conocimiento de las comunidades digitales que poseen muchos medios de comunicación tradicionales.
Aunque resulta completamente necesario crear conciencia entre padres y maestros del peligro de estos virales, el anĆ”lisis tambiĆ©n deberĆa de girar en torno al hermetismo que las comunidades virtuales de niƱos y adolescentes pueden lograr, en situaciones que escapan del entendimiento de los adultos.
Para Patricia de la Fuente, especialista en Educación Infantil y directora de Servicios Educativos para el Desarrollo Infantil (SEDI) la clave de la prevención estĆ” en la confianza que los papĆ”s logren desarrollar en sus hijos, de forma que perciban la apertura para compartirles lo que les acontece y los desafĆos a los que son retados desde sus cĆrculos de amistades.
Es fÔcil comprender de qué trata, por ejemplo, el Tide pod challenge, que es alto tan simple como el hecho de que los niños tienen que comerse una cÔpsula de detergente y asà ganar prestigio entre sus amigos, posteriormente, quien se atreve a cumplirlo, nominarÔ a otros niños para que a su vez también lo cumplan.
Sin embargo, existen muchos asuntos que los adultos difĆcilmente comprenderemos, pues se encuentran dentro de ambientes virtuales tan exclusivos que escapan del entendimiento de quien no es niƱo ni adolescente. Por mĆ”s que los padres y maestros se esfuercen en estar en todo lo que los niƱos consumen, hay situaciones, jerga, acciones, comunidades y motivaciones de los que los padres nunca se entenderĆ”n.
Las herramientas de la era digital son el vehĆculo para que los chicos creen burbujas difĆciles de penetrar por la mayorĆa de los adultos, muchos de ellos, que prefieren mantener a sus hijos enajenados en pantallas, con las consecuencias negativas que pueden tener.
Tal falta de control y el poco entendimiento de muchos temas por parte de los no nativos digitales sà resulta un peligro, pues a diario jóvenes de todo el mundo atentan estúpidamente en contra de sà mismos por seguir estos juegos, y a este peligro se suma el del hecho de que esta falta de control sà puede ser aprovechada por adultos con malas intenciones, con consecuencias como la trata de personas, la pederastia, el ciberacoso, el robo de identidad y la manipulación psicológico.
Las recomendaciones hacia los padres resultan ya un clichĆ©, el tener control de los contenidos que consumen sus hijos es el eje de la prevención, sin embargo, la realidad es que los padres y maestros, a sabiendas de esto, pueden hacer esfuerzos preventivos, pero, la realidad de esta era digital ha propiciado que la vida digital que experimentan las nuevas generaciones sea impenetrable e inaccesible para la mayorĆa.