Con treinta y tres por ciento de los votos en la primera vuelta electoral parlamentaria, el partido de Marine Le Pen (Agrupación Nacional), pone en el tercer lugar de la contienda al movimiento del presidente Emmanuel Macron, denominado Ensemble y reaviva sus aspiraciones de hacerse del poder en Francia para sorpresa de toda la Unión Europea.
La estrategia que utilizó Le Pen le costó diez años de trabajo, con un diseño especial y una construcción de todos los días, poniendo tabique tras tabique de su agrupación a la cual le imprimió una fuerte convicción, que le llevó a retomar el poder y control del partido luego de una disputa familiar con su padre, Jean Marie Le Pen, el expresidente de la organización, para luego llevar a la misma a un cambio de imagen primero y un rumbo distinto después.
Su posicionamiento anterior, auspiciado por su padre, no le ayudaba para quitarle el miedo al electorado francés que los veía con reserva dado su antisemitismo y discursos incendiarios en favor del racismo que no le generaban simpatías y mucho menos resultados en las urnas. Tenían un camino incierto.
La nueva política de comunicación que utilizó Marine, fue fincada en poderosas columnas que cargaban la frase: “La Francia Calmada”, que repetida con regularidad y para varios segmentos transitaba precisamente hacia la calma y la tranquilidad, calculando que con estos matices y la suavidad de formas, se les percibiera capaces de gobernar.
Actualmente podemos observar esa nueva narrativa al analizar lo que sucede en Medio Oriente entre Israel y Hamás, cuando AG, ha respaldado sus causas y expresado su rechazo a las personas secuestradas por esta agrupación calificada de terrorista.
Lo mismo sucede con su renovada postura con respecto a una eventual salida de Francia de la Unión Europea, algo similar a lo que hizo Inglaterra con el Brexit; ahora esgrime un discurso más moderado y no propone el abandono de la coalición, pero sí un cambio de rumbo. Recordemos que los dos motores económicos de Europa son Alemania y Francia, por lo que esta postura había puesto nerviosos a los economistas europeístas que conocen a la perfección que los ingleses ya no son los mismo sin su credencial de miembros de la Unión Europea.
La estrategia de Marine Le Pen contempla todos los ángulos, no está hecha al vapor y revisa desde el diseño del mensaje, los colores y las alianzas, hasta la renovación de cuadros en donde surge un joven proveniente de inmigrantes italianos de tan solo veintiocho años, de nombre Jordan Bardella, a quien Le Pen ya prepara para asumir en su momento, el cargo de primer ministro francés. Bardella, le daría a Agrupación Nacional, ese rostro que terminaría de comunicar el cambio que tanto busca la líder del partido para dar consistencia a su plan de “Renovarse o morir”, que le rindió el domingo pasado buenos frutos.
La derecha en Europa toma forma y ocupa espacios en Francia, Hungría y Finlandia.
Nos encontraremos más adelante.
Federico Torres López.