De todos es sabido que la popularidad de Donald Trump ha disminuido de manera importante desde el comienzo de su mandato, situación que recientemente ha tomado mayor fuerza ante la política de separación de familias que puso en entredicho el respeto a los derechos humanos de cientos de menores de edad.
A inicios de este año, se estimaba que los niveles de popularidad de Donald Trump entre la población en Estados Unidos apenas alcanzaba el 35 por ciento, de acuerdo con datos de Gallup. Este porcentaje se lee como uno de los más bajos de la historia.
Los números anteriores han planteado un escenario de alta polarización, en donde la relación entre marcas y consumidores ha sido una de las grandes afectadas.
Diversos casos en este punto han ilustrado el fenómeno. El más reciente fue el protagonizado por Sarah Hunkabee Sanders, portavoz de la Casa Blanca, a quien le fue negado el servicio en un restaurante local en Virginia por el hecho de trabajar en la administración de Trump.
Last night I was told by the owner of Red Hen in Lexington, VA to leave because I work for @POTUS and I politely left. Her actions say far more about her than about me. I always do my best to treat people, including those I disagree with, respectfully and will continue to do so
— Sarah Sanders (@PressSec) 23 de junio de 2018
El incidente se produjo en el restaurante local, The Red Hen ubicado en Lexintgon, Virginia, en donde el dueño del establecimiento le pido a Sander abandonar el lugar al identificar que trabaja para el gobierno de Trump.
EL incidente ganó relevancia luego de que Jaike Foley-Schultz, quien se identifica como uno de los camareros del lugar, publicó en su cuenta de Facebook “acabo de atender a Sarah Huckabee Sanders por un total de dos minutos, antes de que mi jefe le echara a ella y a 7 miembros de su familia”.
EL comentario fue reproducido en redes sociales por distintas organizaciones sociales y usaurios, lo que desató una batalla entre partidarios y detractores de Sanders tanto en la página de de Facebook del restaurante como en Yelp.
La controversia siguió esta mañana cuando Donald Trump publicó en su cuenta oficial de Twitter, un mensaje en el que recrimina la postura tomada por el establecimiento de comida. “El restaurante The Red Hen debe centrarse más en la limpieza de sus toldos sucios, puertas y ventanas (necesita urgentemente un trabajo de pintura) en lugar de negarse a servir a una buena persona como Sarah Huckabee Sanders”, señaló el mandatario.
The Red Hen Restaurant should focus more on cleaning its filthy canopies, doors and windows (badly needs a paint job) rather than refusing to serve a fine person like Sarah Huckabee Sanders. I always had a rule, if a restaurant is dirty on the outside, it is dirty on the inside!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 25 de junio de 2018
Diversos estudios han anotado que la relación entre marcas y políticas es castigada por el consumidor. Una reciente investigación firmada por 4A asegura que aunque el 67 por ciento de los responsables de mercadotecnia creen que los valores cambiantes están haciendo que las marcas se interesen más por la responsabilidad corporativa y el marketing basado en valores, el 58 por ciento de los consumidores no están de acuerdo en que las marcas involucren sus estrategias de mercadotecnia con temas políticos. Sin embargo, las audiencias afirman que ven con buenos ojos a aquellas marcas que toman una postura positiva ante temas como la lucha contra el racismo, la inclusión o la igualdad de género.
En este sentido, es imposible pensar en tendencias de consumo alejadas del entorno socio-político. Este factor seguirá marcando una pauta en la relación marca-consumidor, que aunque no sea reconocida del todo por los clientes se hace evidente con la exigencia de los mismo por marcas comprometidas con sus ideales.
