- La ola de calor afecta a los trabajadores que se desempeñan en las calles en los horarios de mayor insolación.
- Los sindicatos piden que se regule la actividad y que si se supera una temperatura determinada, no salgan a trabajar.
- Hay un antecedente en Palermo, Italia, respecto de horarios, trabajo y temperatura, pero es para caballos que hacen recorridos turísticos.
La ola de calor en el Hemisferio Norte es dura, muy especialmente en Europa, donde por estos días se vuelven a pronosticar temperaturas récord.
En ese contexto, la Confederación Europea de Sindicatos volvió a pedir esta semana que los gobiernos fijen una temperatura máxima para el trabajo, algo que actualmente no existe en la mayoría de los países.
Juanita Constible, integrante del Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales, una ONG que defiende el medioambiente, le dijo a Reuters que “sorprende la muy poca cantidad de países que cuentan con normas que regulan las actividades según las temperaturas” y que “a medida que el calentamiento global avance, los países le van a prestar más atención a lo que necesitan los trabajadores”.
Ola de calor y los repartidores de comida
“Europa se prepara para una nueva ola de calor y un grupo laboral no tiene más remedio que soportarlo: el de los repartidores que recorren las ciudades entregando almuerzos y cenas a los clientes de las aplicaciones”, publica el análisis de Reuters este 11 de agosto, día para el que se esperan temperaturas cercanas a los 40 grados en el centro del Viejo Continente.
En la mayoría de los países de Europa, al igual que en México, Brasil, Argentina y el resto de Latinoamérica, las prácticas laborales, como ofrecer a los trabajadores agua fría, sombra y descansos extra remunerados, no están legisladas ni se llevan adelante de manera universal.
En ese contexto, el segmento de mercado del reparto de alimentos es un ejemplo ya que la mayoría de sus trabajadores no tienen contratos o los tienen, pero de manera autónoma.
La ciudad de Palermo fue noticia cuando el alcalde firmó una ordenanza para que los caballos que transportan a los turistas (algo habitual en la isla italiana) reciban al menos 10 litros de agua al día y para que los recorridos no se hagan cuando las temperaturas superen los 37 grados.
Sin embargo, como no firmó ninguna ley en ese sentido para los repartidores de comida, con el apoyo de un sindicato, un mensajero que reparte comida para Glovo, presentó una demanda exigiendo un trato similar.
“¿Valgo menos que un caballo?”, dijo el trabajador en un comunicado firmado por el sindicato italiano Nidil CGIL, que representa a trabajadores con contratos flexibles.
Luego de la denuncia, la semana pasada un juez ordenó que se le diera una botella térmica para agua fría, electrolitos y protector solar.
Repartidores y contratos
Glovo, Uber y Deliveroo tienen un modelo de contrato en el que los repartidores se consideran autónomos. Just Eat Takeaway, por su parte, emplea a sus propios repartidores en la mayoría de los mercados.
Portavoces de Uber y Deliveroo le dijeron a Reuters que lo que hacen es transmitirles a los repartidores los avisos meteorológicos oficiales con el pronóstico del tiempo y el calor esperado.
También dijeron que “tienen la libertad de elegir el turno en el que van a trabajar y solicitar descansos”.
Los críticos del modelo de autoempleo, dicen que muchos trabajadores no pueden permitirse descansos porque los ingresos son bajos, aún a riesgo su integridad física.
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