Así fue. El tiempo de la adolescencia pasó y cuando llegó la universidad ni lo dudé, me adentré en los cinco maravillosos años de la licenciatura en Relaciones Públicas en la misma Universidad que hoy me cobija como docente de la cátedra de RR.PP. Porque sí, la pasión por esta profesión sigue intacta hasta hoy, y ser docente es una oportunidad imperdible para transmitirles el mismo amor a quienes desean ejercer esta profesión.
Sin embargo, desde que inicié, cambiaron muchas cosas y otras no tanto, aún hoy todavía hay quienes creen que Relaciones Públicas es tener una buena agenda, ser simpático o vivir de evento en evento ¡qué lejos estamos de eso! Y si bien, como profesionales, cada vez somos más los que unimos fuerzas para dar cuenta del valor que tienen hoy más que nunca, las Relaciones Públicas, no parece ser suficiente.
Cada vez me encuentro a más alumnos que me preguntan porqué otras profesiones ejercen la nuestra, y también me lo pregunto. Pero agrego ¿en qué estamos fallando que no terminamos de sentar una posición con todo el diferencial y el valor que podemos aportar desde esta profesión? ¿Qué falta?
Esas dudas crecen mientras en diferentes países muchas universidades cierran la carrera o la fusionan con otra, bajo la premisa de que cualquier comunicador puede ejercer el rol del relacionista público ¡y no! La mirada integral, la identificación de insights para lograr diferenciación, la capacidad de construir vínculos de confianza y a largo plazo y tantas otras herramientas estratégicas que tenemos los PR no las tiene cualquier comunicador.
Las Relaciones Públicas son la disciplina clave para conseguir fortalecer los vínculos con los públicos. En definitiva lo que quieren y necesitan las organizaciones de hoy, ser relevantes en la vida de las personas. Y eso es exactamente lo que mejor sabemos y podemos hacer los relacionistas públicos desde nuestra especialidad, generar confianza y credibilidad. Dos cosas que no se ganan de un día para el otro pero que sí, sobre todo en la era de la digitalidad, pueden perderse tan fácilmente con un abrir y cerrar de ojos.
El mercado cambió y eso es claro. De hecho, nos desafía no solo a adaptarnos sino a reinventarnos como profesionales y dar lo mejor de nosotros, pero también nos invita a repensarnos y empezar a hacer relaciones públicas de las relaciones públicas, nosotros somos nuestros propios influencers. Hoy las estrategias de comunicación que durante tanto tiempo hemos pensado y desarrollado para otros es hora de implementarlas en nosotros para volver a darle a esta profesión el lugar que merece.
Desde aquí los invito a reflexionar si realmente estamos aprovechando todo el potencial que ofrece nuestra profesión porque ya no alcanza solo con decir y defenderla con vehemencia, hay que hacer. O vamos a desaparecer.