El término comunidad tiene varios usos posibles. El más común tiene que ver con un conjunto de seres
humanos que tiene algún tipo de rasgos comunes (como el idioma, las costumbres, los valores, etc.), o
algún tipo de contexto de encuentro. En el caso de las relaciones públicas, se clasifican en dos grandes
rubros: el geográfico y el funcional.
Ambas pueden desmembrarse en otros segmentos, de acuerdo a los intereses o necesidades de cada
corporación. Por ejemplo, la geográfica se puede subdividir en local, regional, nacional o internacional.
En cuanto a la funcional, tiene que ver más con el rubro al que pertenece la empresa. En el caso de una
cementera, le puede interesar la comunidad de arquitectos e ingenieros; la construcción; la ambiental y
en ambos casos, todas las que apliquen de acuerdo a los propósitos de la organización.
Las empresas ponen un gran énfasis en la responsabilidad social corporativa para reforzar su
credibilidad. Todas las empresas en todos los sectores tienen su foco y compromiso en la comunidad. Su
objetivo es retribuirla para generar una relación positiva y valiosa para las partes.
Las relaciones con la comunidad juegan un papel crucial en el impulso de la imagen empresarial y han
ganado una importancia significativa ante las nuevas exigencias sociales. No se puede concebir un
programa integro de responsabilidad social empresarial o la aplicación de los criterios ASG, sin una
estrategia holística de relaciones con la comunidad que, bien diseñada, puede contribuir a obtener un
reconocimiento favorable.
En la actualidad, las relaciones con la comunidad dejaron de ser una estrategia para obtener cobertura
de medios, para convertirse en una estrategia estricta para apoyar los objetivos más importantes de la
organización. Ha habido un reconocimiento creciente entre las empresas, las partes interesadas y el
público en general, sobre la importancia de la participación de la comunidad y su impacto en el éxito
empresarial.
La idea central de las relaciones con la comunidad es hacer que las corporaciones reconozcan sus responsabilidades sociales. Al hacerlo, la empresa puede percibirse como un negocio amigable que se
enfoca en impulsar a la comunidad. Esto desde luego les ha dado mayor relevancia como un
componente vital de la reputación corporativa y en la estrategia de sustentabilidad de una empresa.
Las expectativas de los stakeholders -los clientes, empleados, inversores y las propias comunidades-,
ahora tienen mayor atención en los aspectos de la responsabilidad social corporativa. Quieren que las
empresas se comprometan significativamente con la comunidad, aborden las necesidades locales y
tengan un impacto palpable. El incumplimiento de estas expectativas puede provocar daños en la
reputación y la pérdida del apoyo de los públicos de interés.
Hoy, se espera que las organizaciones vayan más allá de la mera obtención de beneficios y contribuyan
activamente al mejoramiento de la sociedad. El valor de las relaciones con la comunidad se reconoce
como una forma de generar confianza, fortalecer las relaciones y mejorar la viabilidad a largo plazo de
las empresas.
La construcción de relaciones sólidas con la comunidad se considera una forma de ganarse la confianza y
la credibilidad. Al escuchar activamente las inquietudes de la comunidad, participar en el diálogo y
colaborar en soluciones, las empresas pueden establecerse como entidades responsables y confiables.
La confianza es un activo valioso en el panorama empresarial actual, y las relaciones con la comunidad
juegan un papel importante en su cultivo.
El enfoque global en temas sociales y ambientales ha elevado la importancia de las relaciones con la
comunidad. Se espera que las empresas aborden los desafíos sociales, apoyen las iniciativas locales y
contribuyan positivamente a las comunidades en las que operan. El valor de las relaciones comunitarias
está estrechamente ligado a marcar una diferencia medible en áreas como la educación, la atención
médica, la sostenibilidad y la justicia social.
En general, la opinión predominante es que las relaciones con la comunidad ya no son opcionales sino
esenciales para las empresas. Se considera un imperativo estratégico, ya que las empresas reconocen
los beneficios mutuos de las relaciones sólidas con la comunidad. Al alinear sus valores y su misión con
los intereses y necesidades de la comunidad, las corporaciones pueden fomentar un cambio positivo,
mejorar su reputación y construir un futuro más sostenible.