Dentro de la industria mexicana del pan, un acontecimiento que causó revuelo durante los últimos días fue la creciente popularidad de la “manteconcha”, un híbrido entre una mantecada y una concha que ha causado sensación entre los usuarios digitales.
Este peculiar “invento” no es nada nuevo; sin embargo, ganó relevancia luego de que la panadería queretana El Manantial la retomará como parte de su oferta.
La relevancia de este producto que se mantiene como tema de conversación ha generado especial ruido en plataformas de interacción social. Basta con reconocer que, de acuerdo con datos de TweetReach, los últimos 100 tweets que contiene la frase “manteconcha” han generado 3 millones 629 mil 100 impresiones así como 3 millones 162 mil 386 cuentas alcanzadas.
Estas cifras hablan un poco del alcance que este producto y su peculiar nombre tuvo tanto a nivel local como nacional e internacional, y aunque sus creadores se han beneficiado de este, la realidad es que las mejores rentas quedarán para otra persona quien desde ahora es dueña del peculiar nombre que por días ha sido el antojo de diversos usuarios de redes sociales.
Ahora Óscar José Méndez, residente en el municipio de Tlalnepantla, es el propietario de dicho concepto luego de solicitar al Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (IMPI) el registro de dicho nombre para tener los derechos de usarlo en panecillos, pan de muertos, pan molido, así como en pan sin gluten y pan de jengibre.
Bajo la solicitud 2090631, Méndez pagó un total de 2 mil 813 pesos por quedar se con los derechos del peculiar panecillo, al cual se agregó un un logotipo de identificación de la marca.
Las ahora populares manteconchas, se han calificado como una creación original de Josué Rivera, hijo de los dueños de la panadería “El Manantial”, ubicada en Querétaro; sin embargo, con este movimiento el peculiar nombre que ha catapultado su creación a la fama, ya no podrá ser utilizado sin antes pedir permiso y, seguramente, pagar una cuota, situación desafortunada que habla de lo importante que es registrar las propiedades que aportan valor a nuestras marcas para evitar que el éxito propio se convierta en el negocio de otro.