Con poco más de 200 años de existencia, la Academia Sueca, responsable de entregar el Premio Nobel, ha sido reformada, luego de que un escándalo que involucró a algunos de sus miembros más visibles, además de varias renuncias por este hecho.
El rey Carlos Gustavo de Suecia reformó un lineamiento impedía la renuncia de sus académicos y establecía que el sillón del cargo era vitalicio. El cambio recogerá claramente, no sólo la posibilidad de renuncia para que pueda haber el necesario reemplazo, sino que se considerará la estancia de cualquier miembro que no haya participado en los trabajos de la institución por un periodo mayor de dos años.
La decisión llega después de la renuncia de cinco de sus 18 académicos tras un escándalo de acoso y abusos sexuales en el entorno de la Academia. Un caso que ha empañado el prestigio del galardón y que ha destapado además irregularidades financieras y filtraciones del nombre de los premiados.
Uno de los hechos más importantes fue la acusación pública de 18 mujeres contra el dramaturgo y fotógrafo francés Jean-Claude Arnault, quienes revelaron en noviembre al diario sueco Dagens Nyheter que Arnault, casado con la académica Katarina Frostenson, fueron víctimas de varias agresiones sexuales; algunas de ellas cometidas en el entorno de la Academia o incluso en pisos pertenecientes a esta institución.
Arnault, un poderoso miembro del entorno cultural en Suecia, es además promotor de Fórum, un centro literario que ha recibido financiación durante años de la Academia. El académico ha negado todas las acusaciones a través de su abogado.
Luego de las acusaciones, que además indicaron que el artista se había valido durante años de su posición de poder y sus vínculos con la prestigiosa institución, la Academia Sueca cortó sus vínculos con Fórum y trató de apartar a Arnault.
En torno al tema, la secretaria permanente de la institución y encargada de anunciar el galardón, Sara Danius, abrió una investigación y un informe independiente a una firma de abogados sobre el caso.
Tras recibirlo, los miembros no lograron ponerse de acuerdo sobre cómo actuar y tres dimitieron; dos de ellas: Katarina Frostenson y Sara Danius, que al parecer se vio obligada a dejar su puesto a cambio de que la esposa del implicado abandonase también.
Desde entonces, la Academia está paralizada ya que estas salidas se suman a otras dos anteriores, con lo que solo 11 de sus 18 asientos están ocupados, uno menos de los que se necesita para tomar nuevas decisiones; como por ejemplo la que competen al Premio Nobel de literatura.
El escándalo ha empañado una de las instituciones más simbólicas para Suecia y ha obligado al rey a actuar por primera vez desde la fundación de la Academia.
“Tengo la intención de complementar los estatutos de la Academia Sueca de manera que dejen claro que es posible renunciar”, indicó el monarca en un comunicado.
“Es una premisa dada del derecho sueco e internacional que cualquier persona que ya no desee ser miembro de una organización debe poder irse. Algo que también debería aplicarse a la Academia Sueca”, añadió.