Las recientes reformas estructurales que fueron aprobadas por el Congreso en México han provocado infinitas y múltiples discusiones que parecieran bizantinas. Por ejemplo, en el campo petrolero, parece que la gente que considera que el petróleo es un bien que pertenece enteramente al pueblo mexicano, no está dispuesta a escuchar a aquellos que opinan que la intervención de la iniciativa privada es una buena idea.

Yo, quitando trabas ideológicas, analizaré el tema desde el punto meramente mercadológico. Desde el punto de vista de la mercadotecnia, entre más libre se encuentre un mercado (es decir, entre más competidores haya) y mayor sea el flujo de capitales en el mismo, mejores son las condiciones para hacer negocio.

La más reciente reforma a la industria petrolera permite la inversión privada en diferentes negocios que tienen que ver con éste energético. Uno de los ámbitos en los que muchos mercadológicos hemos puesto el ojo, es en el retail de gasolina. Teóricamente, bajo el esquema de la reforma, podría haber ahora diferentes y múltiples outlets en donde expender y por tanto comprar gasolina. Podría haber gasolineras en los Oxxo, 7-Eleven, o hasta en el Costco. Esto lo que provocaría sería la competencia por atraer al consumidor. Y por lo tanto, en el mediano plazo, precios más bajos.

Esto suena maravilloso. El único problema a es la logística. Según lo he consultado con expertos en el tema, para que la distribución de combustible sea eficiente en cuanto a costos, debe hacerse a través de ductos. El hacerlo por medio de pipas en el territorio nacional no sería lo más adecuado. Ello, lo que implica es una inversión multimillonaria en infraestructura para que lo planteado pueda ser negocio en el mediano plazo.

Por otro lado, en lo que se refiere a la comercialización de crudo; dada la investigación y desarrollo que mundialmente se ha empeñado en la sustitución de hidrocarburos por otras sustancias, particularmente en el ámbito energético; más nos vale a los mexicanos el comercializar la mayor cantidad de crudo en el menor tiempo posible. Ello debido a que las previsiones son, que el petróleo va a tener menor cantidad de aplicaciones, conforme sustitutos viables sean procesados, desarrollados, descubierto e inventados. Esto implicaría un menor precio por barril; lo cual haría inviables algunas de nuestras reservas en aguas profundas; lo que nos convertiría en orgullosos poseedores de una gran cantidad de petróleo cuya comercialización sería imposible.

Los polímeros vegetales ya son una realidad, y no se digan las fuentes alternas de energía. Claro, faltan varias décadas (alrededor de tres) para que la sustitución notoria del empleo del petróleo sea un hecho, pero es algo, que en el ámbito económico, realmente no es tan lejano.

Como conclusión puedo prever bonanza para los mercadólogos , al tener en puerta una serie de reformas que provocarán que múltiples actores económicos quieran acaparar una parte del mercado. Estas condiciones siempre serán buena noticia para todos aquellos que nos dedicamos a la mercadotecnia.