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Parte del incentivo para promover la ley vino de la prevalencia de mensajes anti-semitas en Francia
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Uno de los debates más intensos sobre la nueva ley fue cómo definir exactamente los contenidos tóxicos
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Hace unos días, Facebook tuvo que pagar a Alemania por no cumplir la regulación con respecto a discursos de odio
Hoy, los legisladores franceses están decididos a acabar con las compañías de tecnología. AP reporta que el Parlamento del país acaba de pasar una nueva legislación. Su cámara baja aprobó la implementación de una nueva regulación sobre contenidos tóxico. Específicamente, aquellos que fomenten un discurso de odio. Dicha medida obligaría a las plataformas digitales, entre ellas redes sociales y motores de búsqueda, a eliminar las publicaciones cuanto antes.
Se espera que las tecnológicas eliminen los contenidos tóxicos 24 horas después de recibir notificación. Esta ley francesa apunta a videos o mensajes que inciten o glorifiquen el terrorismo, odio, violencia o abuso racista o religioso. De no cumplir con estos requerimientos, las marcas podrían exponerse a sustanciales multas. La propuesta de ley fue inicialmente impulsada por el presidente Emmanuel Macron, por el creciente lenguaje extremista en la web.
¿Expectativas excesivas de contenido?
Cada vez más autoridades parecen estarle dando la espalda a estas compañías. Los eventos en Sri Lanka mostraron qué tan positivas son las plataformas para la sociedad. Además, varios reguladores en Estados Unidos (EEUU) buscan cómo limitar sus actividades. Incluso figuras en Reino Unido y a escala global las consideran un riesgo. Y sin ir más lejos, hace unas horas los mismos franceses les atestaron un golpe a estas distribuidoras de contenidos.
Para redes sociales y motores de búsqueda, la regulación francesa es perder-perder. Incluso grandes gigantes como Facebook y Google todavía tratan de averiguar cómo mejor identificar los contenidos tóxicos. Es claro que sus algoritmos aún tienen fallos significativos. Y sus moderadores de contenidos humanos ya tienen encima demasiada presión de las marcas.
Así que si por ley deben identificar y borrar los contenidos de odio, so pena de una cuantiosa multa, es muy probable que las plataformas digitales incurran en muchas faltas legales. Falta ver qué tan significativas serían las penalizaciones que reciben. Si son demasiado altas, podrían seriamente poner en riesgo su negocio. De lo contrario, no serían incentivo para mejorar sus servicios. En cualquier instancia, es un mal trago que las marcas deben pasar.
Y esperar que otros países no se vean inspirados por los franceses para poner candados más severos a la difusión de contenidos falsos, tóxicos y de odio que surgen en sus plataformas.