Santiago, Chile.- Apenas se conoció, en el día de ayer, el descubrimiento de una red de prostitución que incluía a menores de edad en sus actividades, los supuestos implicados quedaron a merced de la opinión pública. De ser encontrados culpables, se espera que caiga sobre ellos todo el rigor de la ley y en eso el país entero está de acuerdo. Lo sorprendente del caso es que muchos de los detenidos son figuras públicas y de la impresión inicial, manifestada en redes sociales, se ha derivado a francas acusaciones en Twitter por parte de quienes los conocieron, en especial la balanza se inclina contra el conocido productor musical de TVN, Jaime Román quien figuraría como cliente del prostíbulo.
El productor es TT desde ayer y algunos comentarios de ex figuras del programa “Rojo, fama contra fama”, avalarían su supuesta culpabilidad. En este caso, las redes sociales se han convertido en una Caja de Pandora, con declaraciones que probablemente formarán parte de la investigación de la policía.
Pero, la presencia de Román en este episodio no es la única que ha conmocionado a la opinión pública. Otro que ha generado fuertes comentarios por su supuesta participación en calidad de cliente, es Guido Vallejos, el octogenario creador de la mítica revista infanto-juvenil Barrabases. La mayoría de los tuits revelan desilusión e incredulidad.
Muchas veces he sostenido que las redes sociales constituyen un mundo paralelo, que no siempre reacciona en la vida real, como lo hace en línea (Los que aseguran que irán por la oferta no aparecen; los que firman su presencia en los conciertos también brillan por su ausencia y así, suma y sigue). Sin embargo, en cuanto a lo social, la condena es tan grande que, aunque las acusaciones fueran falsas, la imagen de quienes están en la palestra ya ha sido destruida por la duda.
En el país hubo dos casos emblemáticos de este tipo, durante los últimos años, en redes sociales. El primero fue el de Inés Pérez de quien se transmitió parte de una entrevista sacada de contexto, mostrándola como una mujer altamente discriminadora. Los minutos de entrevista se viralizaron, lo que provocó incluso hasta amenazas de muerte en su contra, cuando lo que ella había expresado en la totalidad de la entrevista, fue algo muy distinto.
El segundo fue un comentario lanzado al azar por la entonces vicepresidenta de la Junji, Ximena Ossandón, en el cual catalogaba su sueldo como “reguleque” (regular), lo que dado al monto, despertó no sólo la burla de la gente en redes sociales, sino la ira, considerando que “reguleque” alcanzaba a más de $3.700.000 (cerca de $USD 8000 mensuales) cuando el sueldo mínimo en Chile no supera los USD$ 400. Fue desvinculada de su puesto.
En el primer caso, se trató de una falta de ética periodística y la gente creyó lo que vio. En el segundo caso, hablamos de una reacción al poco criterio de la funcionaria.
Finalmente y a raíz de los hechos recientes, me detengo a reflexionar de lo importante que es, no sólo la imagen, sino la base que nos ha dado esa imagen. Extrapolando el caso de hoy a las empresas, podemos asegurar que, en marketing digital, no sólo es bueno parecer, sino también ser. El personal branding puede engañar por un rato, pero está demostrado que las redes sociales son una Caja de Pandora que puede abrirse en cualquier momento y lo que encontremos en ella tal vez nos sorprenda.