Actualmente, en la era de las redes sociales, la imagen de una firma empieza por el CEO (director general) no como un ente administrativo sino en sus actitudes como persona. Y es que, idealmente, la figura del máximo responsable de una empresa debe representar valores, principios, comportamientos así como acciones que manifestará la compañía a lo largo del tiempo, desde adentro y con sus conductas empresariales y sus productos o servicios.
Uno de los factores más importantes que los directivos de una empresa debe dominar está asociado con la inteligencia emocional; es decir, que posea autocontrol, que sea empático, que evidencie manejo de habilidades sociales que además sepa ejercer fuerza de voluntad para controlar sus comportamientos instintivos de tipo emocional.
Ventajas o desventajas de usar redes sociales.
Desde el Financial Times se indica que los CEOs ya habían encontrado diversas formas de meterse en problemas desde antes de la llegada del internet; no obstante, el social media ha ampliado la cantidad de formas y velocidad con la que se pueden exponer los traspiés, errores, exageraciones y las mentiras.
Desde el medio se ejemplifica lo anterior con lo sucedido con Elon Musk el año pasado y su declaración a través de Twitter de que tenía “fondos asegurados” para la compra de Tesla, lo que provocó una controversia instantánea.
Derivado de lo anterior, Musk sigue siendo el director ejecutivo pero tuvo que renunciar a la presidencia, además de que continúa en disputa contra la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos.
Por su parte, el director ejecutivo de Volkswagen, Hebert Diess, utilizó la frase “Ebith macht frei” (Las ganancias te liberarán), evocando al eslogan “Arbeir Macht Frei” (El trabajo te liberará) del campo de concentración de Auschwitz.
A pesar de sus efusivas disculpas, el puesto de Diess sigue estando en riesgo.
En tanto, el exdirectivo de Uber, Travis Kalanick, se vio obligado a dejar su cargo luego una serie de escándalos de cultura organizacional tóxica.
Si bien cada época ha tenido sus casos atípicos, refiere el Financial Times, desde los CEOs parlanchines de la década de los 60, de la misma manera que actualmente existen jefes taciturnos. Tampoco se puede negar que un cierto dominio de las comunicaciones es parte de la descripción del trabajo de director ejecutivo, sin embargo, no es realista esperar que todos los líderes sean expertos en cada una de las formas de participación pública.