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El organismo de estadística de Argentina ubicó en el 53,8% el aumento promedio de precios de 2019
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La cifra sólo es superada por la inflación de 1991, cuando marcó 84%
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La acuerdo por la deuda externa será la clave de la recuperación
Argentina registró en 2019 su mayor aumento de precios anual desde 1991, cuando el país se estaba recuperando de la hiperinflación de finales de la década de 1980.
Los precios al consumidor subieron a lo largo del año pasado 53,8% respecto de 2018, según datos del gobierno publicados este miércoles.
Sólo en el mes de diciembre, los precios subieron 3,7%, algo menos que el pronóstico promedio de 4,05%, que era lo que esperaba una encuesta de Bloomberg.
Este dato de inflación ubica a la Argentina entre los cinco principales estados del mundo con las tasas más altas, después de Venezuela, Zimbabwe, Sudán del Sur y Sudán.
El dato, que cierra el último año en el que gobernó el empresario deportivo Mauricio Macri, se convierte ahora en un problema y un desafío que enfrenta el nuevo presidente del país, Alberto Fernández.
El tema de la inflación se suma al inminente incumplimiento del pago de la deuda soberana del país, escenario que comenzó esta semana con el pedido de postergación de vencimientos de los bonos emitidos por la mayor provincia argentina.
En efecto, el gobierno de la provincia de Buenos Aires anunció el martes que retrasaría un pago de US$ 250 millones con vencimiento el 26 de enero hasta el 1 de mayo, después de que el gobierno nacional confirmó que no rescataría al distrito.
Eso provocó la preocupación de que un incumplimiento provincial podría contaminar las negociaciones nacionales y las de otras provincias del país.
“Si no se arregla la situación de la deuda, será muy difícil estabilizar la inflación”, le dijo a Reuters Marina dal Poggetto, directora ejecutiva de EcoGo, una consultora económica. “Si no llegan a marzo con un acuerdo, todo el plan económico podría comenzar a tambalear. No pueden seguir gastando las reservas del Banco Central”.
La cifra de inflación de Argentina de 2019 es la tasa más alta registrada en la segunda economía más grande de América del Sur desde 1991, cuando la inflación alcanzó el 84%. En ese momento, el país salía de una crisis de hiperinflación que terminó por derrumbar al primer gobierno democrático después de una dictadura de 1976-1983.
La alta tasa “representa una condena del ex gobierno del presidente Macri, quien llegó al poder prometiendo que sería fácil sofocar la inflación que en ese momento era de aproximadamente la mitad de los niveles actuales”, dice el Financial Times. “A pesar de uno de los programas monetarios más estrictos de la historia de Argentina, que se implementó desde fines de 2018 después de una crisis monetaria, no se logró reducir la inflación y sólo se consiguió profundizar la recesión”.
La idea del gobierno es que la inflación ahora comience a ceder gracias a varias medidas que incluyen el congelamiento de las tarifas de los servicios públicos por seis meses y de estrictos controles de divisas que le han devuelto la estabilidad al peso.
Problemas en Argentina
Luego del gobierno de Macri, el país quedó con una deuda en dólares que se acerca al 97% del Producto Interno Bruto y cuyos vencimientos operan en lo inmediato, un “cerco” cambiario que no permite comprar más de 200 dólares por mes por persona, una pobreza que -según la Universidad Católica Argentina– supera el 40% y una inflación que vuela por encima del 53% interanual.
Además, 18 meses de recesión seguidos, el consumo sin reacción producto de la caída del salario real y la capacidad instalada de la industria en el nivel más bajo en 15 años.
El dólar cuesta hoy 63 pesos en el mercado oficial, esto es un 350% más de los 14 pesos que costaba en diciembre de 2015, cuando Macri asumió la presidencia.
Alberto Fernández arribó al gobierno con casi el 48% de apoyo en las urnas gracias a la unificación del peronismo, que llegó luego de que Cristina Fernández (no hay ningún parentesco entre ambos) decidiera abandonar la carrera por volver a la presidencia y le ofreciera a su ex colaborador, y con quien estaba distanciada, ser el número uno en la fórmula.