“La experiencia es un peine que ganas después de perder su cabello”, fue la respuesta que recibí de un ex entrenador de triatlón cuando le pregunté si después de tantos kilómetros fue capaz de encontrar atajos en una carrera. A continuación, explicó que es muy importante construir sus fundaciones, algo que lleva su tiempo, pero de vez en cuando los competidores con menos experiencia tienen una ventaja, ya que no han sido regimentados en formas convencionales de entrenamiento y competición.
Lo mismo, creo yo, es cierto para los negocios y el liderazgo. Sólo tener una especialidad ya no es una ventaja competitiva cuando eso se pone en comparación con el pensamiento algorítmico y la ubiquidad de la información. El know-how así como tantas otras cosas también se está comoditizando.
Incluso nuestras trayectorias únicas a la maestría del conocimiento se han transformado en algo tan simple (aun no tan fácil) como una receta de pastel. Esa es la idea central en el libro Outliers: El secreto del éxito, de Malcolm Gladwell, donde la práctica de 10.000 horas de cualquier cosa puede llevarle a la excepcional habilidad técnica y, finalmente, el éxito. Sin embargo, los factores del triunfo profesional son mucho más variados e incluso la cultura popular ha trivializado a el proceso del aprendizaje.
Programas de televisión Redesign my Brain, Man vs Expert y Faking It demuestran que la pericia no tiene que ser el fruto de trayectorias extenuantes. De hecho, los no-expertos fueron capaces de rápidamente adquirir conocimientos específicos y desempeñar al mismo nivel de los expertos cuando puestos a prueba. El altamente informativo y entretenido documental The Trouble with Experts confirma que el más seguro de sus pronunciamientos, los más probable es que expertos han de estar equivocados. También muestra cómo la confianza, otra cualidad de liderazgo, a menudo se basa en señales superficiales como la altura, una voz más profunda y adornarse con ropas y accesorios de lujo.
En el contexto de la industria del mercadeo, basada en el conocimiento-intenso, hemos tradicionalmente vendido nuestro valor a través de herramientas y métodos con marca registrada. Eso se debe porque el consejo es nuestra moneda y cada agencia quiere tener el más alto cambio del mercado. Pero en esa nueva realidad donde el conocimiento abunda, la pericia ha perdido bastante de su valor. Para las empresas basadas en servicios una manera alternativa de optimizar a su valor esta en utilizar sus “expertos” no como fuentes de respuestas pero agentes de confianza, como se muestra en la ecuación abajo:
Con base en la ecuación anterior, la experiencia es la constante y la forma en que se aplica sus variables. Por lo tanto, la apertura a la resolución de problemas ha sustituido a la experiencia como una ventaja competitiva. Pero para el liderazgo, uno debe tener la audacia de aventurarse en lo desconocido y escribir las reglas del futuro antes que ese suceda.
Lush Digital, una agencia de marketing de contenidos, basada en Perth/Australia alberga su propia serie de podcasts y su 16to episodio Building Authority vs. Being an Expert presenta un excelente argumento al decir que la autoridad se trata de tener una visión del futuro, un área en que la pericia no puede ser verificada.
Lo anterior también es el pensamiento dominante entre los venture-capitalists que invierten en las startups no tanto por lo que hacen pero tiendo en vista el potencial de lo que pueden hacer. Por ejemplo, el innovador y multimillonario Manoj Bhargava frecuentemente dice:
“Cada vez que alguien dice ser un experto pierdo el interés. Eso es porque los expertos son los que saben sobre el pasado y mi interés es transformar el futuro”.
Su compañía, Stage 2 Innovations acelera la comercialización a gran escala de tecnologías radicalmente innovadoras, algo que depende más de la invención a la pericia.
No hay una sola configuración ideal de competencias capaces de predecir la capacidad para establecer autoridad. La flexibilidad, sin embargo, puede contribuir en gran medida al aprovechamiento de soluciones contra los desafíos y momentos más apremiantes. Liderar es menos una cuestión de acumular y utilizar el conocimiento del pasado y mucho más sobre cómo habilitar la audacia de innovar en vista de los desafíos impredecibles.