Incursionar en el mundo de las inversiones demanda algo más que simplemente identificar una empresa que promete un gran potencial de crecimiento.
Dentro de este interesante y desafiante mercado, mucho se habla de la importancia de realizar inversiones de valor, pero este término para los menos experimentados puede tener toda clase de significados.
¿Qué es una inversión de valor?
La inversión de valor puede ser definida como una estrategia en la que una persona busca invertir en empresas disponibles en el mercado a un precio inferior a su valor intrínseco.
Este último valor se refiere al valor de flujo de caja total que la empresa producirá en el futuro, dando como conclusión una tasa razonable.
En otras palabras, la inversión de valor es aquella que busca invertir con el mayor margen de seguridad posible, el cual se genera cuando la brecha de precios es amplia y se reduce la pérdida permanente de capital.
En términos de la bolsa, este margen de seguridad será más viable en empresas que cotizan a un múltiplo más bajo en su relación precio/utilidad (P/U), precio por acción (P/A) y precio valor en libros (P/VL), y que tienen un alto ROIC.
El juego de los ETF
Bajo esta concepción, cobran relevancia los llamados ETF (Exchange Traded Funds) o fondos que se negocian en la Bolsa.
Estos fondos, pueden estar compuestos por acciones, bonos, materias primas o cualquier otra cosa agregada en una canasta de valores. El fondo puede ser una variedad de acciones que cruzan muchos campos, puede basarse en un índice específico o pueden ser acciones concentradas en un sector determinado, como energía, bienes raíces o atención médica, por nombrar algunos.
Los ETF se negocian en todas las bolsas del mundo, de la misma manera que lo hace una acción, por lo que se identifican con una etiqueta de cotización que se puede comprar y vender durante toda una jornada.
Ahora mismo, se estima que existen cerca de 7,600 ETF, de los cuales 2,200 se encuentran en Estados Unidos.
Sus ventajas
Con esto en mente, los ETF son en sí mismos una inversión de valor, los cuales en sus diferentes versiones son capaces de entregar diversas ventajas que vale la pena reconocer:
- Diversificación: los ETF son una canasta de activos que permiten a una persona diversificar sus inversiones fácilmente.
- Ahorro de tiempo: aunque un inversor individual puede diversificar sus inversiones de manera similar a un ETF, esa persona deberá comprar cada acción por sí misma, mientras que a través de un ETF se compra toda la canasta de una vez.
- Costo: los ETF permiten a un inversor poseer muchos valores a una fracción de lo que costaría comprar cada acción por sí misma. Esto significa que, por un pequeño precio, un inversor tiene posiciones en muchas empresas.
- Transparencia: en los ETF, el inversor sabe exactamente lo que está sucediendo en todo momento, mientras que en un fondo de inversión las ganancias solo se anuncian periódicamente.
- Se puede comprar como una acción: puede comprar durante todo el día y conocer el precio de compra exacto.
- Gestión profesional: un administrador de fondos profesional tiene la facultad para seleccionar las acciones, lo que le permitirá ahorrar tiempo y esfuerzo.