Como diseñadores es muy común que pensemos solamente en la parte estética, en la parte visual y eso es un grave error, nuestra profesión requiere de conocimientos de sicología, de mercadotecnia, de comportamiento del consumidor por mencionar algunas y esto es más importante que la utilización de un programa de diseño que hoy en día cualquier persona tiene acceso.
La percepción de un producto debe estar basada en lo que quiere transmitir, a quién va dirigido, quién lo va a comprar. Los consumidores nos sentimos identificados con ciertas marcas y ciertos productos dependiendo de lo que queramos basados en nuestras gustos, nuestras necesidades y por supuesto en las capacidades económicas de compra.
La negociación del precio de un producto puede mejorar o empeorar y ello, sin duda, influye en el comportamiento del consumidor. También los aspectos comunicativos, y el valor que éstos tienen, establecen una conducta específica en el comprador.
A pesar de ello, cada consumidor es un mundo y posee una consciencia predeterminada desde el nacimiento, ya aun con esas diferencias puede responder a cualquiera de las siguientes categorías:
- 01 Compradores por precio
- 02 Compradores por conveniencia
- 03 Compradores por valor
- 04 Compradores leales
01 El Comprador por precio
Por lo general es alguien que posee el tiempo necesario para buscar y conseguir cada una de las ofertas que hay en el mercado. Por lo general se trata de gente jubilada y con poco alcance económico. Además, este comprador pone muchas limitantes al vendedor, disminuyendo la capacidad del vendedor de darle un precio más alto, por algo que tal vez no posea las características de el mejor producto en el mercado.
El tiempo disponible es un gran aliado para conseguir las mejores ofertas, pues este proceso consta de varias etapas:
- Establecer las características del producto a comprar,
- Identificar las marcas calificadas,
- Interactuar con los vendedores para obtener información del producto,
- Obtención y revisión de ofertas, y finalmente
- Decidir qué oferta tomar.
02 El comprador por conveniencia
tiene mucho más en la mente la disponibilidad del producto que su precio y, por lo general, su compra por conveniencia es mayor cuando el producto se encuentra a bajo costo y lo necesita en ese preciso momento. Es un comprador que vive a prisa y no posee el tiempo necesario para detenerse a ver las ofertas, compararlas y decidirse por alguna de ellas, es decir es el comprador que se para en cualquier tienda de autoservicio para adquirir lo que necesita a corto plazo.
Los fabricantes de productos premium pueden competir con el comprador por conveniencia, pero sólo si les ofrecen un producto más práctico y de mayor distribución, aunque sea de mayor costo.
03 El comprador por valor
Analiza desde el costo, el servicio y las características del producto para obtener lo que realmente está comprando con su dinero. Algunas veces este tipo de comprador puede adquirir un producto barato, pero en otras ocasiones puede pagar más para obtener beneficios extras de un producto.
Este comprador siempre hace una balanza entre productos para poder elegir y es el comprador que más existe y, por ello, es considerado un blanco para las empresas que, sobre todo, pueden promocionar las características de sus productos que, por lo general, son superiores. Sin embargo, el comprador por valor no se tienta el corazón para cambiar de producto, o de marca, ya que si el producto de competencia le ofrece más beneficios que el anterior lo comprará. Por ende, es muy importante que la empresa le dedique atención a su cliente sobre las quejas que tiene sobre su producto. Mejorar el producto y comunicar sus beneficios es de gran ayuda para conservar a este consumidor.
04 Los compradores leales
Valoran la calidad, la consistencia y el servicio del producto y, con ello, depositan su confianza en el producto. Sólo si ésta es traicionada entonces cambian de producto. El precio es importante y este comprador leal espera que sea razonable y justo. Sin duda, el aumento de precio y la baja de calidad del producto puede ocasionar la pérdida de este consumidor, pero su relación con el producto es a largo plazo, lo que lo obliga a mantener una relación como de matrimonio con ese producto. La idea de cambiar de producto después de tanto tiempo de consumirlo, sólo puede ser por la traición a la confianza depositada en el producto por el comprador.
¿Quiénes somos cuando compramos y por qué compramos? Indudablemente somos alguno de estos compradores, muchas veces influenciados por diversos factores externos relacionados a la mercadotecnia, otras porque sabemos que ese producto nos funciona, y otras tantas porque es el más barato en el mercado. Lo que sí es seguro es que nadie nos obliga a comprar y, aunque no queramos, el consumismo nos impulsa a hacerlo más y más.