Desde hace un año cuatro meses soy dueño de un perro Bulldog inglés. Y mi gasto mensual familiar se ha incrementado más de un 11%. Entre alimento, medicinas, veterinario, entretenimiento, paseos, educación, custodia y guardería, le pago una iguala mensual muy alta al sueño y tendencia de ser dueño de Fausto, mi Perrijo.
¿Qué pasa? ¿Por qué está en tendencia ser dueño de un perro y lo que implica? Aquí entra el Marketing de Perrijos. La antropología social de los clientes compradores de marcas, servicios y estilos de vida ha cambiado mucho desde hace más de cinco años a nivel, local, regional y mundial. Los paradigmas del consumo han evolucionado, se han contraído y se han deteriorado. Hoy los clientes suplen carencias, vacíos y soledades con estilos de vida. Impregnan de humanidad a mascotas, les dan atributos de hijos sustitutos, gastan y conviven por esta humanización muchos millones de segundos y de dineros. Los clientes están invirtiendo en universos paralelos, en ambientaciones prefabricadas que les generan emociones. Así las cosas, es muy clave no perder el foco de nuestro centro y ver con cuidado en dónde invertimos nuestro gasto familiar. Esto no implica maltrato animal, ni de nuestros seres queridos, “Humanos y no humanos”.