Cambio, desolación, posibilidad y percepción parecen ser elementos clave entre las nominadas a mejor película en el Oscar 2022. Este año, por primera vez, se aseguraron diez nominados que están conformados por un grupo heterogéneo de títulos que tiene algunos aspectos en común: “Belfast”, una historia de mayoridad que sucede en la irlanda de finales de los 60’s; “CODA: Señales del corazón”, también de mayoridad y donde una joven con padre sordomudos persigue su sueño de ser cantante; “No miran arriba”, una sátira donde unos astrónomos tratan de avisar sobre una amenaza inminente a la Tierra; “Drive My Car”, un drama sobre el duelo; “Rey Richard: Una familia ganadora”, la historia de cómo Richard Williams impulsó la carrera de Venus y Serena, dos de las tenistas más exitosas de la historia; “Licorice Pizza”, una historia de amor juvenil que es también una coming of age, ubicada en los 70’s; “El callejón de las almas perdidas”, un film noir donde el personaje central se adentra a su lado oscuro; “El poder del perro”, un drama de época que dialoga sobre masculinidad tóxica; “Duna”, la súper producción de ciencia ficción que adapta con éxito un clásico que parecía imposible de llevar a la pantalla grande y “Amor sin barreras”, una nueva adaptación del musical que se inspira en “Romeo y Julieta” de William Shakespeare.
En primera instancia salta a la vista que varios de los títulos son coming of age stories (“Belfast”, “CODA”, “Licorice Pizza” e indirectamente hasta “Amor sin barreras” y “Rey Richard”). También está muy claro que el tema de inclusión sigue siendo medular. En “CODA” se habla de sordomudos, es una mirada “más familiar” de lo que hiciera el año pasado “El sonido del metal”; “El poder del perro” aborda la homosexualidad, “King Richard” las oportunidades para la comunidad de color en un deporte de blancos y “Amor sin barreras” sobre las diferencias entre pandillas que provienen de minorías distintas. En “CODA” y “King Richard” el resultado es alentador, en las otras dos, no tanto.
Privan también las cintas que suceden en el pasado, las excepciones son “No miren arriba”, “Drive My Car” y “CODA”; “Duna” sucede en otra realidad, vaya es ciencia ficción con elementos de fantasía. Es decir, se dialoga del presente desde el pasado. Ello también le da un toque bastante melancólico al grupo. En una añoranza de lo que fue y no será. Hay miradas claramente desoladoras como “El callejón de las almas perdidas” cuyo personaje central hace un viaje en caída libre a su lado oscuro, similar a lo que sucede en “Joker”. No es el único caso, en “El poder del perro” el personaje central parece con una posibilidad de escape, hasta que otro interviene en sus planes. En los finales trágicos o poco alentadores también está “Amor sin barreras”.
Hablando de “Amor sin barreras” es el único musical y aunque se le ha anunciado como “moderno” por el manejo que hace de audio y la manera en que salda deudas con la comunidad latina, las críticas principales de la primera versión y que es considerada por el American Film Institute como la segunda mejor del género, la realidad es que no es tan propositiva como “Tick, Tick… Boom!” que quedó fuera de la terna principal. La gran mayoría de los títulos son dramas, con una sátira en la mezcla, “No miren arriba”. Igualmente, los protagonistas de la mayoría son blancos, con la excepción de “Rey Richard” (de color), “Amor sin barreras” (latinos) y, bueno, si le quiere considerar, en “Drive My Car” lo es un asiático.
Otro aspecto interesante es que, con la salvedad de “Duna”, ninguna es una súper producción y ninguna fue un éxito en taquilla, ni siquiera la propia “Duna” que aún y con sus poco más de 400 millones en taquilla, costó 165, monto que sugeriría en otros tiempos una recaudación del doble. Netflix ha dicho que “No miren arriba” es uno de sus títulos más exitosos, ubicándola en su Top 10 de toda la historia. De ahí en fuera, son producciones de corte independiente o con pretensiones más modestas y, más de una, podrían incluso considerarse fracasos de taquilla (“Amor sin barreas” costó 100 millones de dólares y apenas está por alcanzar los 70 millones de dólares; “El callejón de las almas perdidas” lleva 34 contra un presupuesto de 60.
Entre las buenas noticias está el que sigue una clara tendencia de la Academia por dar más variedad y cabida a títulos internacionales. “Drive My Car” sigue la tendencia de años anteriores con títulos como “Roma” y “Parásitos” y no es la única “Flee” de Dinamarca está haciendo historia al ser el primer título nominado como Mejor Película Internacional, Mejor Documental y Mejor Película Animada. Por cierto, es también una historia de migración / exilio y con un personaje homosexual. Hay otros aspectos que sin duda pueden discutirse sobre un grupo de nominadas con sus heterogeneidades y son puntos de unión que, sin duda, dejan claro cuáles son los temas de la agenda para la Academia.
