México,D.F.- Toda idea, personaje o diseño de imágenes debe ser patentada y registrada. En la vida nadie te da una idea gratis o por puro gusto y para evitar eso, lo más normal y viable es registrar.
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Absolutamente todos recordamos la afamada caricatura de El Chavo del 8, donde uno de los personajes principales era la “Chilindrina”, que daba vida la actriz mexicana María Antonieta de las Nieves, quien peleó los derechos del personaje durante 12 años contra Televisa y el productor Roberto Gómez Bolaños “Chespirito”.
Según información de varios medios de comunicación, Maria Antonieta, sólo pudo replicar lo siguiente: “Ya La Chilindrina es mía y no me la puede quitar nadie”.
Asimismo, señaló que “fueron doce años de guerra en los tribunales, tan así que no celebré cuando me enteré que gané el juicio con Televisa, porque hasta ahora no lo puedo creer”.
Tras resolverse el problema, parece ser que los más interesados fueron los televidentes, pues la gente que siguió la noticia a través de redes sociales tuvo reacciones considerables, pues hasta el momento se han registrado 38,165,220 impresiones y 2,629 tweets sobre la resolución del conflicto.
Incluso, esto es un tema de cierto interés para el público, pues según datos de la empresa de medición de audiencias en TV Nielsen-IBOPE y su estudio anual “Establishment Survey (E.S.)” sobre la participación de audiencia (share) señala que el primer lugar de televidentes lo tiene Televisa con 43.4%, TV de Paga segundo lugar con el 27.4%, mientras que TV Azteca posee el tercer sitio con 19.5%.
Ante todo esto, y previamente sabemos que Televisa es lo que más ve la gente en México. Una de sus caricaturas se vio afectadas y supieron librar el “bache”, pues se siguieron vendiendo productos de la caricatura.
La importancia de la mercadotecnia del personaje es un pilar fundamental del éxito de la caricatura, pues resultó ser una figura televisiva con la que algunas personas se sentían identificado, y creaban una relación emocional. Dejó huella en el mundo de los juguetes, hubo “Chilindrinas” en varias versiones y juegos. Los consumidores, principalmente niños, se volvieron leales al personaje y ya que se consiguió eso fue más fácil que todo producto de la caricatura se posicionara de una manera fantástica.