Desde 2015, Pemex ha tenido que recurrir a importaciones adicionales de gasolina para garantizar el suministro en el país. Este año, realizó el segundo mayor pedido de importación de este combustible en la historia. En su última orden de compra, se aprobaron 504.6 mil barriles diarios para el mes de julio. Esto es sólo el 62% de la demanda que hay a nivel nacional, la cual es de 815 MBD.
Esta alarmante baja en la producción se debe principalmente a los paros que ha sufrido por multas y endeudamientos, como el que se ha venido acumulando con PMI Trading desde el 2008 por no ingresar gasolina al país en tiempos establecidos. Además, sus tres refinerías: Madero, Minatitlán y Salina Cruz trabajan sólo al 50% de su capacidad instalada.
En 2016 el valor de las importaciones de gasolina fue de 11,892 millones de dólares en contraste con los 15,575 millones de dólares en exportaciones. Se estima que para el cierre del 2017, el valor de las importaciones baje un 11 por ciento, un dato no tan esperanzador ya que también disminuirán las exportaciones un 22 por ciento.
A partir de este año, Pemex dejó de tener el monopolio de las gasolineras. Petroleras extranjeras como ExxonMobil invertirá 300 MDD apostando por este sector, British Petroleum (BP) tiene planes de inaugurar 1,500 estaciones en los próximos cinco años, y Gulf que se propuso alcanzar las 2,000 gasolineras en el país; son su nueva competencia.
Esto conlleva algunos beneficios para los consumidores, ya que debería existir una nueva oferta en la que se podrá ofrecer una diferenciación de valor con mejor calidad de producto, servicio y hasta precio.
