Por: Arturo Mora
Twitter: @morawar

Diariamente recibimos publicidad de diferentes marcas. De acuerdo a la agencia de investigación Yankelvich, los mensajes que recibimos son en promedio de 3 mil al día. Todos estos son productos que satisfacen nuestras necesidades diarias y de marcas que “amamos”.

Una buena parte de la decisión de compra es gracias a que nos dicen, y lo comprobamos, que ese producto o servicio es el adecuado para nosotros.
Pero no nos quedamos con ese discurso. El consumidor es cada vez más consciente sobre lo que elige, resultado de la educación que se está dando en hogares, escuelas y en mensajes de instituciones de gobierno y ONGs.

Ya no se trata de comprar por comprar y consumir por consumir. Lo estamos haciendo de una manera más “pensada” porque nos están informando cada vez más.

La red es una herramienta que nos está comunicando constantemente de lo que sucede en cuanto a los productos y marcas que adquirimos. Inclusive con aquellos que no consumimos, pero de los cuales podemos ser importantes “recomendadores”.

Las grandes empresas internacionales que producen la amplia variedad de productos que hay en el mercado tienen una gran responsabilidad, pues están bajo la mirada crítica de toda la sociedad, que les puede llamar la atención si no están dentro de ciertos parámetros relacionados con diferentes temas de importancia, como puede ser la sustentabilidad, los derechos de los trabajadores, etc.

Si llegan a tocar alguno de esos puntos sensibles y se da a conocer, de inmediato surgen opiniones de la gente que se viralizan a través de la red de manera vertiginosa.

Ahora, Oxfam (una confederación internacional de 17 organizaciones que trabajan en 92 países como parte de un movimiento global por el cambio con el objetivo de construir un futuro libre de injusticia y de pobreza), crea una iniciativa que se llama “Tras la Marca” (behind the brands).

Esta tiene como objetivo facilitar a los consumidores, que disfrutan de los productos de las principales empresas de alimentación y bebidas, la información necesaria para conseguir que las 10 grandes se responsabilicen de lo que ocurre en sus cadenas de suministro.

De acuerdo a Oxfam, estas empresas ejercen una gran influencia sobre el sistema alimentario. Sus políticas rigen la producción de alimentos, el modo en que se utilizan los recursos y en qué medida los beneficios alcanzan a las millones de personas marginadas que se sitúan en el último eslabón de sus cadenas de suministro.

En “Tras la marca” muestran una tabla de puntuación, que se basa en información de acceso público sobre las políticas de las empresas, lo que hace que se les pregunte a las empresas: “¿qué van a hacer para sanear sus cadenas de suministro?”.

Esta tabla toca 7 puntos importantes:

• Transparencia de la empresa
• Mujeres(como trabajadoras agrícolas y pequeñas productoras)
• Trabajadores de las explotaciones agrícolas
• Agricultores (a pequeña escala) que cultivan las materias primas
• Tierras (el derecho sobre la tierra, el acceso a la misma y su uso sostenible)
• Agua (el derecho sobre ella, su acceso y su uso sostenible)
• Cambio climático (la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y el apoyo a los agricultores a adaptarse al cambio climático)

No se busca que la gente deje de comprar sus productos favoritos. La participación de la gente puede servir como termómetro a las empresas para que vean como las perciben en aspectos importantes para la sociedad actual.

Gracias a la participación de la gente, buscan que se apoye a los desfavorecidos, que se cuide mejor del planeta y a que las empresas sigan trabajando mejor en beneficio de todos.

Es rico tomar un refresquito con este calor o comer una botanita o chocolate cuando llega el antojo, ¿sabes todo lo que implica para que llegue este producto a tus manos y lo que hay detrás de él? Ya en otra columna hablaremos en específico de la “Huella Hídrica” ¿La conoces?

Los invito a que vean el portal: Behind The Brands

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