Para quienes les cuesta resistirse a las compras por impulso, la realidad es que no están solos y por el contrario, según el estudio de CreditCards.com, son mayoría, a lo que además se suma lo que muchos sabrán por experiencia propia, el estado emocional esta muy vinculado a este tipo de compras impulsivas. De hecho, los consumidores se dejan llevar por sus impulsos cuando están emocionados, aburridos, enfadados, tristes o incluso, intoxicados.
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En este estudio realizado con consumidores estadounidenses, 3 de cada 4 contestaron que se han hecho una compra por impulso, y de este porcentaje 16 por ciento ha gastado más de 500 dólares o más en dicha ocasión, mientras que un 10 por ciento se ha gastado 1.000 dólares o más.
En cuanto al estado de ánimo que predominada durante esas compras, un 49 por ciento estaba emocionado, un 30 por ciento aburrido, un 22 por ciento triste, un 9 por ciento enojado y un 9 por ciento intoxicado.
Y a pesar de lo que podría creerse en el imaginario colectivo, los hombres y mujeres, cuando se trata de compras impulsivas, se dejan llevar por igual, pero para sorpresa de muchos, el género masculino suele gasta más en estas ocasiones e incluso son los que mayor incidencia tienen de comprar intoxicados (13 por ciento). Las mujeres, por su parte, gastan menos y lo hacen, en mayor medida, cuando están tristes (20 por ciento).
Entre otros datos interesantes de este estudio, se encuentra el que la diferencia entre gastos a la hora de hacer compras impulsivas es muy notable, con más hombres admitiendo que esta conducta puede llevarles a gasta más de 1.000 dólares los hombres, mientras que las mujeres admiten más compras no planificadas por debajo de los 25 dólares..
La diferencia generacional fueron marcadas, pues 40 por ciento de los adultos mayores de 65 años, niegan haber realizado una compra impulsiva en su vida, mientras que los millennials de 18 a 29, pueden decirlo sólo en 10 por ciento de los casos.
Y en cuanto al arrepentimiento, la mitad de quienes han realizado una compra por impulso, no pudo señalar una adquisición de la que se haya arrepentido.
Para culminar, un elemento común en todos los grupos de participantes, sin importar edad, género o condición socioeconómica es que nadie está exento de dejarse llevar por la tentación de adquirir algo, sin haberlo planificado.