Una estrategia de micromarketing parte de la necesidad de llegar a un pequeño segmento de mercado que debe estar perfectamente definido geográfica y demográficamente.
Actualmente las características con las que cuenta un segmento de mercado permite abordarlo desde su interacción digital y es posible saber el tipo de contenidos que busca, la clase de productos que busca por internet y el perfil de consumidores con los que se relaciona en redes sociales, haciendo que la ajustada mirada con que se ve a estos ajustados segmentos retribuya en mayor entendimiento y por lo tanto, efectividad en la estrategia aplicada.
La efectividad de la estrategia que se aplique funciona en la medida en que se logran generar contenidos que funcionan con base en la orientación en este pequeño segmento de mercado, en proporción a lograr que la reacción a las estrategias aplicadas sea mayor y en la misma medida, efectivas.
A partir de entender al consumidor las marcas tienen una ventaja al poder ajustar sus productos o experiencias a un segmento potencial, lo que ayuda no solo a marcas, sino a medios especializados a encontrar en esta cobertura muy segmentada, la posibilidad de vender publicidad dirigida a un mercado específico.
Desde esta orientación en la que las marcas logran enfocar sus campañas o estrategias a un nicho de mercado con mayor posibilidad de reaccionar a sus ejecuciones, la actividad que realizan se vuelven sumamente importante, pues desde la data que genera comienza a diseñarse un perfil del consumidor al que se lleva la acción de la publicidad, sin llegar al límite de una saturada segmentación, pues lejos de tener identificado a un nicho este se puede abordar a partir de variables que pueden no ser las necesarias para la estrategia en mente de la marca.