Para nadie es un secreto que uno de los sectores que más perdió en medio de la pandemia fue el turismo; no obstante, las vacunas en este sector podrían hacer algo más que simplemente reactivar las actividades ya conocidas ante de la pandemia. En medio del proceso de vacunación ha nacido lo que se conoce como vaccine tourism o turismo de vacunas.
Hablamos de un tema que ha causado especial controversia y es que mientras que para algunos es un derivado del ya conocido turismo o médico, para otros es una práctica poco ética que genera mayores desventajas.
¿Qué es el vaccine tourism?
Aunque es evidente a que se refiere el término es justo darle un significado concreto a esta nueva variante del turismo.
Desde la revista Health definen el vaccine tourism como la práctica de “visitar otro país o estado para obtener una vacuna que no está disponible en casa”.
Aunque la definición es básica, lo cierto es que no hay mayor significado concreto sobre este tema, sin embargo, hablamos de un asunto que podría dar un giro importante a la manera en la que vacuna es vista y se administra en el mundo, en donde la desigualdad para acceder a este medicamento preventivo sería uno de los resultados más destacados.
En principio es justo reconocer que para muchos el vaccine tourism es una variante más del turismo de salud, que cuando menos en el mercado mexicano era considerado una potencia antes de la pandea la pandemia.
De acuerdo con datos de Patients Beyond Borders, entre un millón 400 mil y tres millones de turistas extranjeros se atienden cada año en nuestro país, incluyendo a los migrantes que regresan mexicanos para someterse a diversos tratamientos, con lo cual el país se ubicaba en el segundo lugar en Turismo Médico a nivel mundial, sólo superado por Tailandia, hasta mediados de 2019.
Lo cierto es que definir al vaccine tourism como una simple variante de este asunto es simplemente un error.
Y es que en medio está un fármaco por el que ahora todos pelean y que, ante la alta demanda y ciertas prácticas de concentración se centra escaso: la vacuna contra Covid-19.
Mucha inversión, pocos vacunados
Aunque la producción de las vacunas ha sido un hito, lo cierto es que no se puede hablar de un acceso generalizado. Los gobiernos de todo el mundo destinaron cerca de 100 mil millones de dólares a ese rubro, según la Fundación kENUP, una organización sin fines de lucro. No obstante, de este total, 32 por ciento provino de Estados Unidos, 24 por ciento de la Unión Europea y 13 por ciento de Japón y Corea del Sur.
El camino aún es largo. Hasta ahora, se estima que se han administrado cerca de 500 millones de inyecciones en m-as de 150 territorios y países en todo el mundo según los datos recogidos por Our World in Data. Adicional se puntualiza que más de 294 millones de personas ya han recibido al menos una dosis de la vacuna.
La cifra es importante aunque precaria si reconocemos que datos de la Organización Mundial de las Naciones Unidas indica que para este año la población mundial se calcula en 7 mil 700 millones de personas.
Más aún la distribución de estos fármacos no ha sido del todo pareja. Mientras que en el continente africano solo 22 territorios han comenzado su campaña de vacunación, en Asia son 36, mientras que en America se suman alrededor de 38
En la Unión Europea, el 10 por ciento de la población ya ha recibido al menos una dosis pese a que el avance no es tan rápido como se esperaba.
Vaccine tourism, un gran problema a la vista
Ante estas cifras, el vaccine tourism cobra aún más elegancia y es que más allá de las intenciones de los usuarios por viajar para recibir el fármaco, este fenómeno implicaría una distribución elitista de la propia vacuna. No hay más, quien pueda pagar, será quien la reciba.
Aunque por ahora los gobiernos en casi todo el mundo son los únicos autorizados para administrar la vacuna, lo cierto es que ante la demanda del vaccine tourism se está generando un lucrativo mercado, que si bien tiene la capacidad para minimizar las necesidades económicas de muchos países, generará una escasez de una solución que aún tiene muchos asuntos por resolver para considerarse en realidad masiva.
La vacuna está en el proceso de convertirse en el principal valor agregado de la industria turística en el mundo. Una de las principales ofertas relacionadas con el turismo de vacunación se encuentra en Dubái, en donde, por ejemplo, el club británico de lujo, Knightsbridge, ya ofrece un paquete que incluye un viaje de tres semanas por Dubái, traslado y alojamiento de lujo y la aplicación de la vacuna por cerca de 55 mil dólares.
Latinoamérica no es ajena al fenómeno. “Playas, cócteles, vacunas”, así han recogido algunos medios alemanes las promesas de Cuba para ofrecer en u futuro cercano su vacuna Soberana 02, a turistas que se animen a visitar la isla.
Costa Rica es otro país que ya contempla esta posibilidad de ofrecer a los turistas la vacuna de manera privada. “Existe un programa que se está valorando a nivel gubernamental, en el cual estamos participando para poder hacer este año de Costa Rica un destino ‘COVID-free’”, aseguró a DW Massimo Manzi, director ejecutivo de la Cámara Costarricense de la Salud. “La vacuna para extranjeros podría ser un elemento más que complementaría esta propuesta”, agregó.
El asunto no es menor y lo que está sobre la mesa es la desigualdad en más de un sentido. No es secreto que la economía depende ahora de la rápida distribución y aplicación de la vacuna, con estos fenómenos las oportunidades quedarán sujetas para algunos cuantos, mientras que algunos menos favorecidos simplemente tenderán que esperar para ser vacunados y reactivar sus economías.