Para nadie es un secreto que dentro de la labor mercadológica, las redes sociales funcionan como un termómetro interesante para entender al consumidor. De esta manera, comprender que hay detrás de tendencias como el ahora famoso “test Pooh”.
Detrás del test Pooh
Durante las últimas horas de este sábado y las primeras de este domingo, dentro de redes sociales se convirtió en tendencia la etiqueta “Pooh”, frase que como era de esperarse se asocia al personaje protagónico del cuento escrito por A.A. Milne.
Al momento, el termino mencionado se ubica en la segunda posición dentro de las tendencias de Twitter para el mercado mexicano con 21.1 mil tweets de acuerdo con estimaciones de la propia red social.
En este mismo sentido, las proyecciones de TweetReach indican que la palabra “Pooh” ha generado en los últimos 100 tweets un total de 72.6 mil impresiones con un alcance potencial de 60 mil 549 cuentas.
Todo era risa y diversión hasta que ves tu resultado y te das cuenta que le atinó :0#Pooh #TestdePooh pic.twitter.com/AH7QCnFRph
— Comandante Fierro? (@FarolitaCast) January 12, 2020
No era Patricia, era Rabbit y #Pooh ? #TestPooh ?https://t.co/0ibUFb3kTj pic.twitter.com/6VMKm3BU5w
— Emanuel Martínez (@emanuelmrtz) January 12, 2020
No encuentro fallas en su lógica… #Pooh pic.twitter.com/8OqglDoE8t
— Xhiminaaa?? (@xime_torija26) January 12, 2020
Lo interesante del caso, es que el reconocido oso animado No se ha convertido en tendencia por una nueva película o serie.
La razón por la que el singular personaje se ha convertido en centro de las conversaciones de los usuarios es que ha lanzado en redes sociales un test relacionados con las figuras de la serie animada que promete entregar a quienes lo contestan resultados sobre los posibles trastornos psicológicos que padecen en función de los protagonistas del popular cuento.
El organismo detrás de esta prueba es Individual Differences Research, la cual mediante utiliza siete personajes para indicar las patologías psiquiátricas: Winnie Pooh (Trastorno por déficit de atención); Puerquito (Ansiedad); Tigger (Trastorno por déficit de atención con hiperactividad); Conejo (Trastorno obsesivo-compulsivo); Rito (Autismo); Igor (Depresión); Christopher Robin (Esquizofrenia).
El famoso test consta de 33 preguntas y es posible acceder al mismo de manera gratuita y sin ningún tipo de invitación.
Es importante destacar que, según el sitio que hospeda el peculiar examen, el test está ideado por profesionales de la salud.
De esta manera se lee: “Los autores de este test gratuito en línea están certificados en el uso de numerosas pruebas de personalidad y han trabajado profesionalmente con tipología de personalidad, así como pruebas corporativas, de personalidad y de CI”.
Al mismo tiempo se hace la indicación de que los datos y resultados del mismo serán utilizados de manera anónima con fines estadísticos, aunque no se precisa la última finalidad de este registro.
Así se lee en el sitio de los creadores: “Las puntuaciones del test se registran en una base de datos anónima. El análisis estadístico del test se lleva a cabo para garantizar la máxima precisión y validez de las puntuaciones del test”.
Lo que dice del consumidor
La prueba ha sido respondida por miles de usuarios en redes sociales quienes han publicado sus resultados con un sin fin de comentarios que van desde la aceptación total y segura del “diagnóstico”, hasta quienes se muestran escépticos ante la prueba y han respondido con un sin fin de memes.
Esta no es la primera vez que un “juego” de esta naturaleza se convierte en tendencia entre los usuarios.
Ejemplos como la app “¿Cómo te verías siendo del sexo opuesto?” o aquella que permitía a los usuarios conocer su posible aspecto físico en la vejez son algunos de los casos recientes más sonados.
En la tarea de entender al consumidor, la relevancia e interés que ganan estos exámenes o pruebas demuestran la necesidad de las personas por reconocerse en un entorno en el que la individualidad parece perdida.
Para las marcas comprender este asunto resulta vital en la tarea de diseñar mensajes comerciales funcionales, en donde aquello que tendrán mayores posibilidades de éxito serán aquellos que, entre otras cosas, logren dar ese reconocimiento personal.