Pese a que el 67 por ciento de los usuarios inician sus viajes de compra a través de una plataforma o dispositivo electrónico -de acuerdo con Google-, el 95 por ciento de las adquisiciones se realizan en una tienda física, según un estudio firmado por AT Kearney.
Es por ello que incluso los gigantes del comercio electrónico no sólo se concentran en el punto de contacto digital, sino que se hacen presentes en el físico y en donde sea necesario para no obligar al consumidor a elegir entre un canal u otro.
Pero una vez en el punto de venta físico, el Cost-per-engagement (CPE) es determinante, a pesar de que siguen siendo un área olvidada en marketing.
Se trata de pagar únicamente por el engagement del usuario y se mide de diferentes modos, como por medio del tiempo de interacción superior a X segundos, acción concreta, etcétera.
Este, incluye la activación del consumidor en la tienda y los esfuerzos de participación fuera de ella, pero frecuentemente se pasa por alto y es administrado de forma deficiente.
La optimización de CPE, de hecho, puede ayudar a las empresas a obtener de 10 a 30 por ciento de ahorro en gastos de marketing, que pueden reinvertirse para financiar iniciativas de crecimiento.
Es por ello que las marcas deben atender con mayor atención este elemento, que al final puede derivar en su beneficio, especialmente en el punto de venta.