Muchas marcas (sobre todo las de menor tamaño) han sustituido los perfiles más notorios por otros menos seguidos, los cuales poseen un mayor engagement con la audiencia a la que quieren llegar.
De acuerdo con un informe de la consultora Brandwatch, el 72 por ciento de los usuarios de las redes sociales sigue a influencers y un 38 por ciento les considera “creíbles”.
De esta manera, las marcas tienden a colaborar con perfiles que, sin ser masivamente seguidos, poseen un alto grado de especialización en una materia en concreto y, en consecuencia, generan más engagement entre su audiencia.
Aunque las firmas más grandes siguen contratando celebridades o perfiles muy notorios para lograr el máximo alcance con sus campañas, las pequeñas y medianas han reaccionado frente a la problemática que ha surgido en el sector, como la compra de seguidores falsos o la escasa regulación a la hora de señalar si existe una relación comercial entre el influencer y la marca.
Con esta situación, resulta bastante necesario disponer de herramientas que permitan detectar a las personas importantes para una audiencia en concreto. Si se invierte un poco de tiempo, el ROI (retorno de la inversión) de campañas y acciones con microinfluencers puede ser más valioso que cuando se opta por la persona “con más seguidores” o “likes”.
¿Qué microinfluencer es el mejor para mi marca?
La respuesta es sencilla: depende del objetivo (y, por qué no decirlo, del presupuesto). Para una marca pequeña o mediana, contar con un microinfluencer (1000-100 000 seguidores) que genere credibilidad y conversación dentro del público objetivo puede ser la clave.
Según datos de The Startup, los microinfluencers logran:
- Un 60 por ciento más de engagement
- Campañas 6.7 más eficientes y rentables
- 22 veces más de conversaciones que el consumidor promedio