Un buen branding creado a partir de una estrategia resulta ser aquello que crea fanáticos de las marcas al grado de ser dependientes de ellas. No se trata únicamente del logotipo, el nombre o el producto o servicio, es algo que conecta con las necesidades y emociones.

A nivel de empresas, Circle Research, indica que 77 por ciento de los líderes expertos en marketing consideran al branding como un aspecto crítico para el crecimiento. Y es difícil estar en desacuerdo con estos datos cuando observamos que los beneficios de un buen branding incluyen el simplificar un proceso de toma de decisiones para el consumidor, establecer precios e incluso construir la preferencia y lealtad de los clientes.

De forma general se puede decir que el branding siempre ha sido una piedra angular para todas las firmas pero el éxito de este no llega por casualidad, llega gracias a una buena estrategia que contempla los siguientes puntos:

Propósito: Este cumple una función de ser el aspecto diferenciador con respecto a otras marcas, todo propósito debe ser definido tomando en consideración 2 puntos, ser funcional y ser intencional.

Consistencia: El concepto de consistencia hacer alusión a que todo material creado debe mantener relación con la marca y buscar su mejora. Todos los mensajes deben estar alineados para no confundir a la audiencia y fomentar el reconocimiento de la marca.

Emociones: Como ya es sabido, el cerebro apela más a la parte emocional que a la parte racional cuando se trata de la toma de decisiones. Por eso toda marca debe conectar con su audiencia de forma emocional para generar influencia en ella.

Adaptación: Mantenerse relevante en un mundo que cambia constantemente, desde la llegada de la era digital, es fundamental para toda marca. La adaptación y flexibilidad son aspectos que mantienen a la vanguardia a cientos de marcas.

Lealtad: Las estrategias de branding deben considerar la lealtad ya existente en los consumidores. Esta se debe cultivar con una recompensa pues los consumidores leales son quienes recomiendan a la marca y hablan positivamente de ella.

Competencia: Este último punto se refiere al análisis de aquellos que se encuentran en la misma línea de negocio de una marca. Las experiencias de otras compañías deben ser un aspecto a considerar para ajustar la estrategia y mejorar los resultados.

La frase “Roma no se construyó en un día” aplica perfectamente para estos casos, construir una marca no es una tarea que se realice de la noche a la mañana y menos si no existe un plan que guíe las a realizar para lograr el objetivo.