El viaducto en el río Cau Cau iba ser el primer puente levadizo de Chile. Fue diseñado en 2014 y comenzó a construirse ese mismo año. Sin embargo, se volvió emblemático en febrero de 2015, cuando la obra quedó paralizada por un “problema” (grave, por cierto) de diseño.
Ahora, más de tres años después, el puente “armado al revés” tiene una luz de esperanza a partir de nuevas negociaciones con dos empresas para hacerlo funcionar. En el medio: se gastaron millones de pesos chilenos más de los previstos.
Según La Tercera, Juan Andrés Fontaine, titular de Obras Públicas, dijo que “se espera que en agosto esté disponible para toda la ciudad de Valdivia”. En una primera fase, sólo podrán circular vehículos ligeros.
El Ministerio confirmó que recibieron las cotizaciones de dos empresas: la española Arenas Ingeniería y la estadounidense Modjesti & Masters. La primera diseñó el puente basculante más grande del mundo, ubicado en Barcelona; y la segunda, con amplia experiencia en reparación de viaductos, según Bio Bio Chile.
En los próximos días, informará cuál se adjudicará el proyecto para el estudio de solución definitiva del fallido viaducto, inactivo tras el colapso de su sistema de levante hace más de tres años, agrega el medio.
Hasta ahora, había un consorcio chileno holandés que estaba realizando el estudio de reparación definitiva, pero fue suspendido. La compañía constructora original fue la española Azvi Chile SA, la que en su página web hace su descargo.
Un detalle, no menor: el arreglo del que se hará cargo alguna de las empresas que cotizaron ahora no incluye la elevación (algo vital en un puente levadizo). Así es, en paralelo, el Gobierno que ahora conduce Sebastián Piñera contratará otra compañía para levantar los brazos del puente y que puedan pasar las embarcaciones.
El puente sobre el río Cau Cau se volvió famoso gracias a que la noticia de su malogrado diseño llegó a todo el mundo (hasta Discovery hizo un documental).
Incluso suscitó el interés de los visitantes en la zona, hasta convertirlo en un atractivo turístico.
“Desde que se inició la temporada, los turistas siempre nos consultan si pasamos por ahí, y si decimos que no, van en busca de otra embarcación. Cuando pasamos por debajo, se vuelven locos sacándose fotos e incluso algunos piden que paremos el bote, pero no se puede”, le decía a La Tercera Nager Delgado, uno de los guías de las empresas que realizan los recorridos.