Con robots de todas las tallas y tamaños creados para ayudar a los humanos en sus diferentes tareas y retos, la creación de este tipo de dispositivos para cuidar a las personas enfermas o mayores es ya un hecho. Pero, ¿hasta puede ayudar este tipo de dispositivos?
En Japón ya se implementa la robótica para asistir y ‘acompañar’ a los ancianos, un esquema que está en vía de repetirse en países como Reino Unido. Sin embargo, surge la duda sobre si los robos, pueden de alguna forma, ayudar a combatir la soledad y replicar la cercanía de las relaciones humanas.
La respuesta puede ser más que obvia, y en este anuncio de la Sociedad de San Vicente de Paúl queda claro, al exponer una relación entre una mujer mayor y su robot BEN. El detalle está en sensibilizar a quienes aun no han llegado a esa etapa de la vida, para contribuir a que otros mantengan el contacto humano que se pierde cuando muchos de los seres queridos ya no están y los demás parecen no tener tiempo.