México, D.F.- En una idea generalizada de la publicidad, los protagonistas de los anuncios deben cumplir algunos estándares estéticos dependiendo el tipo de producto a promocionar. Actores, modelos y atletas son los consentidos de las marcas para realizar estas tareas. Pero… ¿Pueden los escritores protagonizar una campaña publicitaria?
En 1863, existía un tónico elaborado a base de vino de Burdeos y extractos de la hoja de coca llamado Vin Mariani. Creado por el químico Angelo Mariani, esta bebida gozó de alta popularidad entre los intelectuales de la época, mismos que figuraban en sus carteles promocionales. Así Émile Zola, Julio Verne y Alejandro Dumas se convirtieron en los principales promotores del licor que desapareció años antes de arrancar la Primera Guerra Mundial.
A finales del siglo XIX, Mark Twain, el autor de literatura de viajes apareció en los anuncios publicitarios de la marca de plumas fuente Paul E. Wirt. El creador de Las aventuras de Tom Sawyer tenia un especial afecto por la marca desde que, en 1886, compró su primer bolígrafo.
Ya en la década de los 50 del siglo pasado, la marca norteamericana de cerveza Bellantine, colocó en sus carteles publicitarios la imagen de John Steinbeck, Ernest Hemingway y Anita Loos.
Nike, la empresa de artículos deportivos convocó en 1994 al escritor William S. Burroughs, uno de los máximos representantes de la generación Beat. En el anuncio se ve al autor de El almuerzo desnudo, aparece detrás de una pantalla dando un discurso sobre la tecnología mientras se intercalan escenas de atletas y productos de la marca.
El gran Stephen King, hace una aparición en los spots que ESPN lanzó en 2008. En ellos se aprecia al prolífico autor interpretar a un escritor fantasma en la redacción del medio que, frente a una maquina de escribir mecánica, tira a la basura uno de sus guiones.
Entender lo que se canta en este rap, está en ruso, sin embargo la campaña enfocada a la promoción de la lectura revive a los clásicos autores de la literatura rusa y los presenta como entrenadores similares a los de un atleta pero que este caso buscan que te pongas a leer. De esta forma, León Tolstói, Antón Chéjov y Aleksander Pushkin se convierten en entrenadores personales de lectura.