La generación de riqueza es el objetivo de cualquier negocio, que se obtiene a través de un correcto manejo del dinero. Desde conocimientos técnicos, hasta aspectos de la personalidad hasta técnicas emprendedoras, todos conllevan a la obtención temprana o tardía de ganancias.
Un análisis de la revista Emotion reveló que frases como “el dinero no puede comprar la felicidad” son triviales porque revelan el poder del dinero para influir en la forma en que las personas experimentan la felicidad, es decir, existe la percepción de que las personas con ingresos más altos experimentan emociones positivas en relación con ellos mismos.
En un sondeo realizado a mil 500 adultos, al comparar a los participantes con mayores ingresos con participantes de ingresos más bajos, trascendió que las personas con salarios más altos experimentaban mayores satisfacciones, orgullo y diversión, mientras que los individuos con salarios bajos experimentaban amor, compasión y asombro en su vida cotidiana.
Según The Observer, el aumento de recursos materiales brinda a las personas de clase alta una mayor autonomía y una menor exposición a amenazas sociales y ambientales, lo que les da un enfoque interno orientado a sí mismos, mientras que las personas de clase baja están expuestas a más amenazas para su bienestar, como delincuencia o escuelas de bajos niveles, es decir, desarrollan un enfoque externo, “orientado a otros”.
Si bien un análisis sobre la felicidad requeriría analizar más aspectos de la personalidad de las personas, siempre ofrecería estimaciones limitadas, como el hecho de que el dinero no es la única indicación de clase social, no obstante, determina que una actitud emprendedora viene acompañada de seguridad y autonomía.