Greg Andersen, expresidente de la agencia de publicidad RAPP USA, demandó al CEO global de esta firma, Alexei Orlov, a quien acusa de exigir a una empleada que llevaba la cuenta de Pfizer, a conseguir Viagra sin prescripción y directamente de la farmacéutica, bajo el argumento de que tenía “una esposa joven”.
Este es uno de diversos señalamientos hechos dentro de la demanda y que han puesto la mirada de los medios al proceso de acusación en contra del CEO global de RAPP.
Dentro de estas imputaciones está la declaración en que Orlov es calificado como “una fuerza destructiva para la compañía”, pues realizaba comentarios despectivos en contra de los empleados de la agencia, como la vez en que comentó: “era miserable con el dinero porque era judío”, esto al referirse a un empleado que profesaba esta religión.
Frente a esta polémica es importante recordar otros incidentes que han protagonizado agencias publicitarias.
En marzo pasado se dieron a conocer acusaciones por acoso sexual y discriminación en una demanda interpuesta por la global communications chief de J. Walter Thompson, Erin Johnson, en contra del chairman y chief executive de esta agencia, Gustavo Martinez, en un caso que culminó con la renuncia del ejecutivo.
Ante estos casos es preciso medir la industria publicitaria en países como Estados Unidos, donde se reportó la existencia de 83 agencias con más de 500 empleados, según datos publicados en 2010 por el US Census Bureau, mientras que las firmas con un equipo de trabajo de hasta cuatro empleados, sumaron ocho mil 276 agencias.
Esta misma fuente refirió en 2014 que el servicio que permitió mayores ingresos a las agencias publicitarias fueron los servicios integrados de publicidad, con 19 mil 710 millones de dólares seguido de servicios de media buying, que generaron ingresos por cinco mil 900 mdd.
El número de casos en que agencias de publicidad protagonizan “polémicas demandas” donde se denuncian actos racistas o de acoso, hace pensar que ciertas caras de esta industria necesitan de una nueva visión de liderazgo que permita su crecimiento, dentro de un mercado con muchas opciones para un solo cliente y donde el duo: estrategia y talento, hace obligatorio el cumplimiento de políticas internas, que motiven al cumplimiento de este estándar.