El Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), aprobado por la Unión Europea en mayo pasado, el cual está diseñado para proteger la información personal y obliga a las páginas web a pedir el consentimiento de los usuarios para usar sus datos personales, entre otras medidas.

Sin embargo, esta nueva normativa, refiere Reuters, ha puesto en riesgo a un pequeño ejército de firmas tecnológicas que rastrea a personas, al tiempo que ha fortalecido a gigantes como Google y Facebook en una industria global de publicidad digital que alcanza los 200 mil millones de dólares.

“Se trata de un reto para el ecosistema digital”, declaró Mark Read, director adjunto de la agencia WPP a la agencia informativa. “Si el consumidor siente que sus datos están a salvo, que están siendo protegidos, saben cómo se utilizan y dan su permiso, al final acabará siendo algo bueno para los clientes y para nosotros mismos”, abundó el directivo.

Desde el nacimiento de Internet se ha convertido en el medio publicitario más grande del mundo, puesto que permite a las empresas seleccionar tu público objetivo basándose en los comentarios, historial así como localización de los propios usuarios.

Es precisamente este último factor el que ha jugaDo un papel importante para múltiples empresas que han perfeccionado la habilidad de rastrear a los usuarios de internet con la finalidad de recoger datos de los mismos (en ocasiones sin consentimiento del dueño de la página), para formar perfiles individuales de consumidores sumamente concretos.

La regulación en el viejo continente plantea un reto a estos grupos, debido a que ahora necesitan el permiso del usuario para recopilar los datos; aunque las páginas web solicitan este permiso en nombre de la empresa anunciadora, detalla Reuters, la incertidumbre sobre si cada uno de los enlaces lo hace o no, está empujando algunas firmas a abandonar la Unión Europea por temor a incumplir la RGPD.

Sin embargo, este lineamiento favorece a Google y Facebook, puesto que sus fieles seguidores son más proclives a dar su consentimiento a la hora de entrar a enlaces, lo que permite a estas firmas a recopilar y analizar una enorme cantidad de datos que cumplen con el reglamento, algo por lo que los anunciantes pagan.