México,D.F; Pensar en dejar de fumar no tiene nada que ver con publicidad o precios, cuando una persona tiene el hábito de fumar, no le importará que el precio de los cigarros incrementen pero, ¿qué pasa cuando existen medidas más drásticas?

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La Organización Mundial de la Salud (OMS), organismo especial de la ONU, con sede en Ginebra, dio a conocer que exige la prohibición mundial de la publicidad del tabaco, asimismo considera importante continuar con las advertencias en las cajetillas de cigarrillos y encarecer los productos subiendo los impuestos.

En su informe anual sobre 2013, dedicado a la lucha contra el tabaco, la OMS, dio a conocer que otras medidas similares ya han sido impuestas en 124 países, pero casi 70 Estados, la mayoría en África y Sudamérica, han hecho poco o nada para combatir el consumo de tabaco.

De acuerdo con un informe del INEGI en conjunto con la OPS (Organización Panamericana de la Salud ) 2013, el tabaco cuesta cada año a la economía mundial 200 mil millones de dólares; según el Atlas Mundial del Tabaco (Eriksen, Mackay y Ross, 2012), la industria tabacalera es millonaria y de 2000 a 2010, su producción aumentó 12%, fabricando cerca de 6 quintillones de cigarros al año, aproximadamente un millón cada cinco minutos.

En 2010, el ingreso total consolidado de las seis principales compañías tabacaleras en el mundo (que incluye a Phillip Morris y a British American Tabaco, tabacaleras con presencia en el país) fue de 36 billones de dólares, semejante al ingreso conjunto de CocaCola, Microsoft y McDonald’s en el mismo año.

Pues resulta importante que aun prevalecen actos que no permiten la disminución de venta de tabaco, por ejemplo: el envío de cigarrillos gratuitos por correo, acciones descuento, el patrocinio de eventos por parte de marcas de tabaco o la colocación de productos en películas en el cine y en televisión.

El informe cita un ejemplo muy claro, mientras Suecia prohíbe la mayoría de estas acciones publicitarias indirectas, en Suiza son totalmente legales. Además, se asegura que sin la ampliación de medidas estatales de este tipo, entre ellas advertencias legales en las cajetillas, seguirá aumentando la cifra de personas que morirá a consecuencia del consumo de tabaco. Se calcula que existen seis millones de víctimas actuales y eso pasará a unos ocho millones antes de 2030.

Para la prevención de enfermedades ocasionadas por el tabaco, Douglas Bettcher, jefe del departamento de la OMS aseguró que “solo una prohibición total de la publicidad, los incentivos a las compras y el patrocinio efectivo podrán frenar considerablemente en pocos años el hábito del tabaco”.

Mientras tanto, la presidenta costarricense, Laura Chinchilla firmó un reglamento que obliga a las empresas tabacaleras a colocar mensajes preventivos en las cajetillas de cigarros, como parte de la implementación de una ley contra el tabaco que se encuentra vigente desde hace un año.

El reglamento señala que el 50 % de la envoltura de las cajetillas de cigarros debe tener pictogramas, imágenes y leyendas acerca de los riesgos y daños a la salud que genera el consumo de tabaco y la exposición al humo.

Ante esta situación, la ministra costarricense de Salud, Daisy Corrales, dijo que “el reglamento tiene un artículo transitorio que le da un plazo máximo de un año a las empresas tabacaleras para que cumplan con la orden y la ley nos permite pensar en una Costa Rica cien por ciento libre de humo, una lucha que desde el Ministerio de Salud estamos enfrentando de manera directa contra el fumado a través de varias estrategias”.

Además, el reglamento prohíbe todo tipo de publicidad del tabaco y obliga a las empresas tabacaleras a publicar advertencias sanitarias en las cajetillas de cigarros.

Datos de la estatal Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) indican que en 2012 gastó 152 millones de dólares en la atención de pacientes con enfermedades atribuidas al tabaco.

Pero, ante las cifras y las restricciones que se auguran, ¿será realmente la publicidad la culpable del consumo? La realidad es que fumar no es cosa de publicidad, sino de hábitos.