Por Klaus Gérman Phinder, director de ACCSE (Acción Social Empresarial)
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Es bastante común que las personas hagan propósitos de año nuevo, pero ¿Qué tan recurrente es que las organizaciones redefinan o expongan sus propósitos para ser mejores empresas, organismos o universidades?
Por todos es sabido que las personas morales formalmente constituidas, generalmente tienen definida su misión y visión, pero cuando se les pide que expongan sus valores o código de ética, los propósitos de la empresa frente a sus colectivos (empleados, clientes, proveedores, autoridades, etc.), empiezan a verse cortos, aún más, si queremos conocer sus políticas y/o procedimientos en materia de responsabilidad social.
Lo que sucede es que existe un vacío de institucionalidad en esta materia en las empresas, pues si bien tienen claro que se constituyeron para dotar de algún servicio o producto a determinado mercado, no tienen claro su papel o corresponsabilidad frente a la sociedad y a sus públicos más directos.
Por lo anterior, el contar con políticas y procedimientos claros, incluyentes, de resolución de conflictos, de comunicación y de cuidado al medio ambiente deberían ser los máximos propósitos de cualquier organización para alcanzar una mayor cultura corporativa y de desarrollo; con el ánimo de evitar prácticas en las que no se tiene ninguna responsabilidad o compromiso institucional para mejorar la calidad de vida en la compañía, el medio ambiente, realizar apoyo comunitario de mayor relacionamiento con autoridades o medios de comunicación, lo que denotará una cultura organizacional muy pobre en la cual simplemente se opera para subsistir o para obtener el máximo lucro posible.
Es importante no perder de vista las oportunidades que nos da la propia responsabilidad social para poder crecer y ayudar al mismo tiempo, al enfocarnos en nuestros públicos internos y externos más cercanos. ¡¡Feliz Año 2010 y enhorabuena con sus propósitos!!