Por Daniel Granatta
Twitter @danigranatta
Y llegó el iPad a México, ya saben. O si no lo saben, ya deberían, porque es el premio idolatrado de toda promoción que se precie estos días en el país. Haga algo y les conseguimos un iPad. Haga esto otro y les conseguimos un iPad. Y así sucesivamente, siempre hay un objeto de deseo de toda promoción, que hace unos meses era viajar al Mundial, hoy es el iPad, y mañana… Dios dirá. En lo personal prefiero viajar al Mundial que ganar un iPad, porque lo ideal de las promos es que crea en nosotros, los usuarios, la ilusión de sacarnos del día a día en el que vivimos. Y así, reconozco que el iPad es también un poco eso, porque no es el objeto tal cual sino la experiencia de utilizarlo, que no es nada corriente.
Por el contrario están todas las otras promos, que nos disparan duro y a la cabeza a nuestra cotidianeidad y a nuestras “miserias” particulares. “Te quito la tenencia”, “te pago una mensualidad del coche”, “te pago la deuda de tu tarjeta”, no nos ofrecen soñar, sólo reducirnos (en parte) las preocupaciones. Y esas ya me gustan menos, porque son favores a corto plazo. Ninguna te arregla realmente la vida pero te recuerdan todo el rato la problemática que puede llegar a resultar, aparte del hecho de que te exijan un gran esfuerzo por conseguir el premio… para que todo quede como estaba y con una preocupación menos, gracias. Así, lo cierto es que la marca parece más un apagafuegos que un héroe al que admirar y del que contar historias, que son precisamente lo que ofrecen aquellos regalos que tienen que ver con nuestros sueños. No nos sacan de pobres, todo está igual al regresar, pero por el camino nos creamos una gran historia que ser contada y recordada para siempre. Y a esas promos y sus marcas sí nos apuntamos.
No sé si lo habrán notado pero últimamente hablo mucho del respeto, del respeto de las marcas a sus usuarios, y el cómo los usuarios salen huyendo en cuanto notan que por encima de cualquier otra cosa les están “faltando” al respeto. De cómo puede que ayudara en México el que las marcas se autopsicoanalizaran y, cada vez que no obtienen los resultados esperados en sus campañas, se plantearan, antes que nada, si de verdad la forma en como están intentando llegar a sus usuarios es una en la que las personas sientan que tienen algo que compartir en vez de una en la que las personas se sientan “agredidas”. Porque regalar dinero después de hacer un esfuerzo es algo así como recibir dinero en un sobre como regalo de boda o cumpleaños, ¿hay algo más triste que eso?
A cambio de un esfuerzo de los usuarios creo que debería recompensárseles con un premio fuera de lo común, algo que no puedan conseguir ni aún teniendo todo el dinero del mundo, a fin de cuentas los sueños no deberían estar al alcance de un talonario de cheques. Digo yo, que un regalo no sean “entradas para un concierto”, sino convivir tres días con el grupo que toca. O si estás soltero que un regalo no sea “condones para toda la vida”, sino hacer que regrese en una última actuación tu estrella porno favorita y poder cenar con ella… por lo que pueda pasar. O yates, Dubai, etc… en suma, todo aquello que SÓLO pudiera conseguirse a través de participar en esa promoción. Porque por cada 3×2 siempre habrá alguien que ofrezca 2×1, si el regalo es pagar la tenencia, entonces otra marca o un primo lejano pueden llegar y pagarte dos, ¿dónde quedan lo especial de la marca y sus promociones?
El pasado fin de semana, todo esto que les cuento, sumado al hecho de que me pregunté acerca de qué sería capaz de hacer realmente la gente por un iPad (para ver si las mecánicas para ganar uno son disparatadas o no), se cruzó con el sentimiento que me invadió de que probablemente hubiera alguien que quisiera o necesitara mi iPad más que yo, de modo que junto a un par de compañeros de la agencia donde trabajo, llevamos toda la semana intercambiando mi iPad, un PS3 y una tornamesa a cambio del mejor favor que puedan hacernos (más información aquí y aquí)
Ya saben que soy un tipo adepto a experimentos bastante folklóricos, así que intentamos tomarnos éste como uno más, donde al final lo que pretendemos es conseguir quedarnos con tres favores, ninguno de los ítems originales y una lista de posibles cosas o acciones por las que la gente querría alguno de ellos, así que esperen próximas noticias o hagan su mejor oferta (en forma de favor) por cualquiera de ellos 🙂
Y mientras, marcas, no regalen dinero, mejor regalen sueños, a todos nos irá mejor.