Los consumidores no confían demasiado en los anunciantes y esto no es nada nuevo. De hecho un estudio global de Kantar Media realizado a principios de año sobre las fuentes de información de marca revela que solo uno de cada tres participantes usaba y confiaba en la publicidad como su fuente.
También, una investigación de la Advertising Research Foundation (ARF) señala que solo un 27 por ciento de los encuestados aseguran confiar en la publicidad como una institución. Una cifra apenas mayor que la de quienes confían en el Congreso de los Estados Unidos.
Puede que esta misma desconfianza sea la que influye en la predisposición de los consumidores a la hora de compartir sus datos personales para que sea utilizada por los anunciantes.
Eso, y los numerosos escándalos sobre las brechas de seguridad y el mal uso que han hecho algunas notables redes y empresas de internet, puede que estén detrás del hallazgo de la ARF acerca de una menor disposición de los consumidores a compartir información personal, de la que tenían en 2018.
Incluso a cambio de ofrecer una experiencia de mayor personalización, esta tendencia no muestra cambio. Incluso los participantes eran aun más renuentes a compartir cierto tipo de datos, cuando se les decía que era para personalizar la experiencia de ellos. Una situación que los investigadores consideran que puede deberse a que los consumidores sienten que los negocios son los que realmente obtienen los mayores beneficios de estos datos.
Lo que dispuestos a compartir
Los consumidores están más dispuestos a dar a conocer algunos datos más que otros. Entre ellos, un 93 por ciento de los participantes no tienen problemas en dar a conocer su género, un 91 por ciento su raza o etnia, aunque si se les dice que es para una experiencia más personalizada, la cifra desciende a un 85 por ciento.
Un 85 por ciento de los encuestados también esta de acuerdo en compartir su estatus marital, un 82 por ciento el estatus de su empleo, un 79 por ciento su ciudadanía y un 79 por ciento su orientación sexual.
En el otro extremo, los datos que los consumidores están menos dispuestos a compartir, tienden a ser aquellos de naturaleza más personal y en muchos casos, se trata de sentido común. Por ello apenas un 10 por ciento asegura que compartiría su número de seguridad social.
Así mismo, solo el 20 por ciento de los participantes compartirían su información financiera y un 26 por ciento los datos médicos. Y como dato curioso, son estos dos tipos de datos, junto a la dirección de residencia, los que los consumidores estaban más dispuestos a compartir si se les decía que contribuiría a una experiencia más personalizada.