Una nueva directriz aprobada por la Unión Europea establece que los productos manufacturados en las tierras ocupadas por Israel desde la guerra de 1967 (la Franja de Gaza, Cisjordania, Jerusalem del Este y el Golán), ahora deberán llevar una etiqueta que diga que fueron fabricados en los controversiales asentamientos judíos, en lugar de la etiqueta “hecho en Israel”.
La decisión generó el enojo de los políticos israelíes y el aplauso de los palestinos, aunque las zonas industriales que están sobre los asentamientos constituyen sólo el 2.4 por ciento de la producción manufacturera de Israel, según estimaciones de la OCDE, mientras que los productos originarios de esa zona representan sólo el 1.5 por ciento de las exportaciones de ese país a Europa, equivalentes a 18 mil 300 millones de dólares.
Pese a que el potencial impacto económico no parece ser tan grave, al gobierno israelí le preocupa que esta sea la primera de una avalancha de sanciones que involucren el etiquetado de productos y el país pudiera sufrir mayores afectaciones financieras.
A nivel internacional, ya existen numerosas campañas para boicotear los productos provenientes de Israel por parte de organizaciones y grupos simpatizantes con la causa palestina y anti-sionista.
De acuerdo con el diario The New York Times, la Unión Europea es el mayor socio comercial de Israel, por lo que la medida generó la exigencia por parte de ese país para que el embajador de la Unión Europea comparezca ante el gobierno israelí para explicar lo que considera una política discriminatoria que podría detener el proceso de negociación para la paz en la atribulada zona.
El Wall Street Journal reporta que no existen planes de establecer medidas adicionales similares y que no apoya ningún boicot a las exportaciones israelíes, argumentando que la decisión es puramente técnica y acorde con la ley europea que establece que los asentamientos son ilegales y los consumidores europeos tienen derecho a estar informados sobre el origen de los productos que compran.
Esta es una medida que inició su camino en 2012, pero que ha enfrentado retrasos en el desarrollo del detalle de su contenido. Tres países de la UE (Reino Unido, Bélgica y Dinamarca) ya exigen etiquetas que distingan a los productos que provienen de los asentamientos israelíes.
El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, dijo que la decisión de la UE constituye un “doble estándar” ya que el bloque nunca ha exigido etiquetas para productos de otros territorios en disputa en otras partes del mundo. “La UE ha decidido etiquetar sólo a Israel. Debería darles vergüenza”, señaló.
Por su parte, miembros de la sociedad civil y figuras políticas palestinas han aplaudido la medida. El miembro del Comité Ejecutivo de la Organización de Liberación de Palestina (OLP) Yaser Abed, dijo a la agencia EFE que “Apreciamos esta medida y vemos que es el paso en la dirección correcta que había que tomar”. Además aseguró que “No podemos continuar soportando la política de Israel de seguir construyendo en los asentamientos y bloqueando una solución política sin que reciba castigo alguno por su violación del derecho internacional”.