Las copias falsas de productos avanzan a grandes pasos dentro de la economía mundial, con las consecuencias negativas que ello trae para las marcas y el negocio del retail.
Los datos más recientes conocidos son de 2016 y muestran que un 3,3 por ciento de los intercambios comerciales a nivel mundial son de productos falsificados, según la Organización para el Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) y la Agencia Europea de la Propiedad Intelectual (Euipo). La cifra representa un incremento del 0,8 puntos porcentuales con respecto a 2013, cuando se ubicaba en un 2,5 por ciento.
Un fenómeno que se incrementa a pesar de que el comercio mundial se ralentiza y a que se viene luchando contra él desde hace años, al parecer sin el éxito deseado. De hecho, la mercancía incautada en las aduanas durante los últimos tres años tiene un valor calculado en 450.000 millones de euros, lo que representa un incremento del 10,4 por ciento durante este periodo.
Según declaraciones de Christian Archambeau, director ejecutivo de la Euipo, realizadas al diario La Vanguardia, “Nuestro informe constata un fenómeno creciente y preocupante en el comercio de mercancías falsificadas distribuidas en paquetes pequeños enviados a través de servicios postales y de mensajería urgente, que a los funcionarios de aduanas les resultan más difíciles de rastrear y confiscar”.
Nuevas formas que ayudan a la piratería
Uno de los factores que ha contribuido a el aumento de la comercialización de copias falsas ha sido el comercio electrónico. Un canal que por su naturaleza hace más difícil vigilar y tener control sobre todas las operaciones de lo que se vende y entrega a los consumidores.
Su importancia es tal que, 7 de cada 10 incautaciones de productos falsificaciones, están relacionadas con paquetes pequeños en los que apenas se envía un articulo, como relojes, joyas, zapatos o cinturones.
Por países
La procedencia de los productos falsificados apunta mayormente a China y Hong Kong mientras que los países donde se da el mayor número de confiscaciones y por ende son los más afectados son Estados Unidos (24 por ciento), Francia (17 por ciento) e Italia (15 por ciento).
Además de perjudicar a las marcas que ostentan los derechos sobre los productos falsificados, el negocio de la piratería y las falsificación también resta recursos a los gobiernos. A lo que se suma el posible consumo de productos con ingredientes nocivos, no autorizados o defectuosos además de ser parte de una cadena que alimenta actividades criminales.