El hábito de la lectura es algo difícil de medir en una población. Habiendo tantos medios en donde se puede acceder a textos, la compra de libros no es un factor que determine cuánto leen las personas en realidad.

La agencia NOP World reveló que México se encuentra en el lugar número 24 entre los países que más leen en el mundo. De acuerdo con la Encuesta nacional sobre prácticas de lectura realizada por el módulo de lectura (MOLEC) del INEGI, los mexicanos alfabetas mayores de 18 años, tienden a leer aproximadamente 3.8 libros al año.

Por otro lado, según cifras de la Encuesta Nacional de Lectura de la Secretaría de Cultura, el 13 por ciento de los mexicanos jamás han leído un libro. Además, con el surgimiento de medios digitales, los consumidores pasan más de seis horas diarias en internet. Y el 2 por ciento de los lectores prefieren los libros electrónicos.

A pesar de todos los factores a favor y en contra del consumo de libros impresos en México, la producción y comercialización de este producto se ha mantenido constante. Cada año, se producen más de 140 millones de ejemplares de libros, con los cuáles se generan más de 10 millones de pesos, de acuerdo con cifras de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (CANIEM).

Es importante considerar que la mayor parte de los libros se destinan a programas del Gobierno, con un 34.8 por ciento del total. Resulta lógico entonces que el tipo de libros que más se consumen son los de Educación Básica, los cuales representan el 38 por ciento del monto de ventas anuales.

En realidad en México, el mercado de imprenta de libros se trata de la cantidad de ejemplares, no de la diversidad. Lo ideal sería que hubiera mayor variedad de títulos, así habría más oferta de libros impresos para los lectores.

Por ejemplo, China, que es el país que más títulos nuevos produce al año, con un total de 470 mil publicaciones, es también uno de los países con población más ávida a la lectura, sus ciudadanos dedican 8 horas semanales a la lectura.