Los ciberataques como WannaCry o Petya además de nocivos fueron masivos, ya que afectaron a un gran número de usuarios en el mundo; sin embargo, analistas consideran que estos ataques fueron el comienzo.
En la primera mitad del 2017 ya se han presentado ataques masivos tanto a dispositivos que conforman el Internet de las cosas (IoT) como a los servidores y PCs de distintas compañías.
Consultores de la firma Fortinet apuntaron en un artículo sobre predicciones de seguridad que “si no se hace algo, existe un verdadero riesgo de desestabilizar la emergente economía digital. La necesidad por rendir cuentas en todos los niveles es urgente y real”.
Entre los ataques que ya han marcado una vía en cuanto a necesidades de ciberseguridad cabe destacar tres tipos, el shadownet, que se hace por medio de botnets indetectables en el IoT y que se concentra en la negación de servicios, ejemplos de ellos son Mirai y Hajime.
Además están los ataques de ransomware, que aunque son comunes, se vuelven más inteligentes, de modo que están enfocados a determinados sectores y exigen rescates por datos más detallados y valiosos, así lo afirma el estratega de Seguridad de Fortinet, Derek Manky.
“El ransomware se está volviendo más inteligente. Hemos empezado a ver la solicitud de rescate por servicios de alto valor, ya no sólo por la codificación de datos. Además de atacar industrias con enormes ramificaciones sociales, también hemos visto el incremento de micro ataques, los cuales ahora son posibles gracias a amenazas automatizados y más inteligentes”, dijo.
El problema de ciberseguridad se agrava debido a que los dispositivos del IoT y la infraestructura que permite la conexión a Internet permite la creación de cada vez más plataformas que intentan movilizar datos dentro de una red que ya está saturada.
Para atender a las necesidades que crea la hiperconectividad que hace funcionar a la economía actual es necesario, de acuerdo con el experto, adoptar procedimientos y tecnologías integradas colaborativas y automatizadas.