Una parte sustancial de este principio, influye en que las empresas preserven la integridad del periodismo a través de un ecosistema que se dedique a ello. Al defender la veracidad y colaborar éticamente con los medios, las empresas pueden salvaguardar su reputación y al mismo tiempo contribuir a una sociedad mejor informada y confiable.
El marco para lograr un equilibrio ético inicia con el respeto a la independencia editorial. Mantener una imagen pública positiva es una piedra angular para cualquier negocio. Sin embargo, esta búsqueda debe alinearse con los principios fundamentales del periodismo ético. Presionar a los medios de comunicación para manipular o alterar historias para adaptarse a la narrativa de una empresa puede erosionar la confianza pública y la autenticidad. En cambio, establecer una cultura de comunicación transparente con los medios de comunicación, privilegiando la honestidad sobre la manipulación, vigoriza la relación.
Las relaciones públicas efectivas no equivalen a controlar las narrativas a expensas de la veracidad.
Implican comunicación transparente, gestión de crisis proactiva y fomentar relaciones genuinas con los medios. Las prácticas éticas de relaciones públicas se centran en guiar las narrativas al tiempo que respeta la integridad periodística.
La PRSA (Public Relations Society of America, por sus siglas en inglés) cuenta con una declaración donde se establecen valores universales para la profesión de las relaciones públicas. Estos valores proporcionan la base del Código de Ética y establecen el estándar de la industria para la práctica profesional de las relaciones públicas. Estos valores son las creencias fundamentales que guían el comportamiento y el proceso de toma de decisiones.
Entre ellas está el libre flujo de información como principio básico para proteger y promover la circulación de información precisa y veraz, como algo esencial para servir al interés público y contribuir a la toma de decisiones informadas en una sociedad democrática.
Su intención es la de mantener la integridad de las relaciones con los medios de comunicación, las autoridades y el público, para contribuir a la toma de decisiones informadas.
También la de generar confianza a través de narrativas veraces. Una imagen honesta en los medios, incluso en situaciones críticas, contribuye a la credibilidad a largo plazo. Adoptar la transparencia en tiempos difíciles no sólo fortalece la integridad de una empresa, sino que también muestra resiliencia y voluntad de rectificar las deficiencias.
Estos principios también deben de prevalecer durante la gestión de una crisis. Fomentar la precisión objetiva, responder con prontitud y transparencia, brindando información precisa y los informes justos, establecen una base para las relaciones constructivas, beneficiando tanto a la empresa como a la integridad periodística.
El incorporar estas prácticas a la cultura corporativa, puede ayudar a mantener una imagen positiva a través del periodismo ético, generando confianza a largo plazo entre las partes interesadas, asegurándose que la organización se adhiera a altos estándares éticos y promoviendo una cultura de integridad y toma de decisiones íntegras.