Los periodistas en México históricamente han sido un gremio mal pagado, con pocas prestaciones y sin contratos fijos. A la precariedad se suma el riesgo de contagio por Covid-19 y la baja en los salarios que ha propiciado esta enfermedad.
Día a día los reporteros y fotoreporteros salen a la calle y se enfrentan a un posible contagio para ellos y sus familias; una vez con la nota, construyen la información que contribuye a la toma de decisiones de las familias, las empresas y, en muchos casos, de los gobiernos.
Pese a su valentía son desdeñados, ahora incluso por el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien no pierde oportunidad para señalarlos y criminalizar su actividad. Sin importar su tendencia (todos la tienen), su trabajo contribuye a que México sea un país democrático.
No existen estudios rigurosos ni actualizados que expliquen las afectaciones al gremio derivado del Covid, de acuerdo con datos de la Press Emblem Campaign (PEC), organización suiza sin fines de lucro, hasta marzo de este año 908 periodistas han muerto por Covid-19 en 70 países. De estos, 505 muertes ocurrieron en 18 países de América Latina, es decir, 55 por ciento. México ocupa el tercer lugar con 89 periodistas muertos, sólo después de Perú (135) y Brasil (113).
Ante la pandemia muchos medios de comunicación optaron por recortar aún más los salarios bajo el argumento de la baja en la publicidad y no han invertido en equipo de protección para el personal. Esperan en su gran mayoría que ellos mismos los adquieran, además, tienen que invertir en transportes privados para evitar con ello transportes masivos y reducir un poco el riesgo de contagio.
La organización Campaña Emblema de Prensa (PEC, por sus siglas en inglés) urgió los gobiernos a ofrecer a los periodistas acceso rápido a la inmunización para que puedan trabajar sin poner en peligro sus vidas, sin embargo, en México no ocurrió. Pese a estar en la primera línea no fueron incluidos en los grupos prioritarios por lo que han tenido que esperar a ser vacunados conforme a su edad.
Por otro lado, cerca de 22 mil periodistas en México no cuentan con seguridad social, según el director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSSS), Zoé Robledo, lo que incrementa la incertidumbre: ¿a dónde voy si me enfermo?, ¿a dónde llevaré a mi hijo si se contagia?
Es dolorosísimo entrar a un chat de reporteros y ver la esquela de un compañero y saber que murió por Covid-19, pensar en su familia, en la vida que dejó en aras de la información, que su recuerdo perdure y que sirva para que las condiciones de sus colegas se dignifiquen.